Tras la dimisión del presidente y del gobierno de Yemen el mes pasado, los rebeldes chiitas hutíes disolvieron hoy el Parlamento, que reemplazaron con un consejo nacional provisional de 551 miembros, y anunciaron una Constitución interina para un "período de transición".

En una ceremonia televisada en el palacio presidencial de Saná, los hutíes explicaron que ese organismo elegirá ahora un consejo presidencial de cinco miembros que gobernará los asuntos del país durante un periodo de transición de dos años.

El consejo de cinco miembros reemplazará al presidente Abd Rabu Mansur Hadi, que dimitió el 22 de enero después de que los chiitas cercaran el palacio presidencial en la capital.

Además, el consejo presidencial tendrá la función de formar un gobierno de unidad nacional, según el artículo 16 de la declaración constitucional.

"Esperamos que el período de transición regulado por esta declaración proclame una nueva era de seguridad en el país", dijo un funcionario chiita durante la ceremonia, emitida por la televisión estatal.

Miles de opositores a los hutíes salieron a las calles de Taiz, en el suroeste del país, para protestar por lo que consideran "un golpe de estado", informó la web de noticias independiente Barakish.Net.

En las protestas, que también se vivieron también en otras partes del país, se pidió al Ejército que intervenga para proteger lo que consideran la "legitimidad de las instituciones estatales constitucionales".

Los hechos tienen lugar dos días después de que expirara un ultimátum de tres días dado por los hutíes a los grupos políticos para alcanzar un acuerdo para llenar el vacío creado por la renuncia de Hadi. A comienzos de semana fallaron las conversaciones mediadas por la ONU para romper el estancamiento político.

El enviado de la ONU a Yemen, Yamal Benomar, abandonó hoy Saná tras una visita de dos semanas en la que hizo esfuerzos para romper el estancamiento en el país, informó la agencia de noticias oficial de Yemen, Saba, sin dar detalles.

Los rebeldes asaltaron en diciembre la capital Saná y controlaron importantes territorios. El clan se sentía discriminado desde hace mucho tiempo por las políticas del gobierno dominado por sunitas.

Tres años después de la marcha del ex presidente Ali Abdulá Saleh tras las protestas en el marco de las "primaveras árabes", el país más pobre de la península arábiga está inmerso en una profunda crisis. En el norte, los hutíes aspiran a hacerse con el poder, mientras en el sur, además de fuerzas separatistas la filial de Al Qaeda en la Península Arábiga se hace fuerte.

Estados Unidos, Arabia Saudí y otros Estados del Golfo apoyan en el conflicto al presidente Hadi. Washington acusa a Irán de apoyar a los rebeldes hutíes. El ex presidente Saleh también estaría apoyando a la milicia. Por otro lado están los extremistas sunitas, separatistas y Al Qaeda, fuerte sobre todo en el sur.