En una pieza "clave" para aclarar la seguidilla de bombazos en Santiago en los últimos meses se ha vuelto la búsqueda del joven anarquista, Diego Alejandro Ríos González (22), uno de los últimos sospechosos de los atentados explosivos en ser identificado por la policía y el Ministerio Público.

El martes en la noche, los gimnasios SportLife y Balthus fueron objeto de atentados, mientras sus clientes aún ejercitaban en sus dependencias.

El joven sospechoso es buscado reservadamente desde hace un mes. El impacto que les provocó la muerte de Mauricio Morales, a quien le detonó una bomba que iba a instalar, llevó a familiares de Ríos a denunciarlo.

En un departamento en el centro de Santiago donde el joven habitó un tiempo, la policía halló un kilo y medio de pólvora negra, mecha y otros elementos para fabricar bombas.

Del mismo modo fue allanada la casa okupa en la comuna de Pudahuel, donde el joven alojaba esporádicamente. Desde el lugar, la policía se llevó  computadores y documentos que son investigados.

Desde que se produjo el allanamiento a sus domicilios, Diego Ríos abandonó los lugares donde residía y comenzó a ser buscado por la policía.

Actualmente Carabineros está periciando el explosivo perteneciente al joven para comprobar que fue utilizado en atentados recientes.

Hace una semana el joven anarquista mandó una carta a un portal de internet relatando el allanamiento y declarando que "decido huir, pues no soy culpable de nada, ni tampoco inocente... soy simplemente su enemigo".

La identificación de Ríos se suma a la detención de Cristián Cancino, quien fue arrestado a fines de mayo por mantener pólvora negra en su domicilio. Tras el análisis del explosivo se determinó que Cancino había participado en la instalación de una bomba en una farmacia en Las Condes, el pasado 27 de marzo. Actualmente, está preso por infracción a la Ley Antiterrorista.

Los atentados a los gimnasios fueron reivindicados ayer por un grupo anarquista autodenominado "caravana iconoclasta por el libre albedrío". En el comunicado sostienen que "les advertimos vayan con cuidado en cualquier parte que frecuentan puede haber una bomba, en sus supermercados, gimnasios, tiendas y restaurantes". La sospecha es que Ríos esté detrás del grupo.

Fuentes policiales señalaron con alarma que los dos bombazos cambiaron el patrón usado hasta ahora: se llevaron a cabo en recintos con personas, con el riesgo de dejar heridos.

En el gimnasio Balthus una cámara captó el momento en que un desconocido instaló el explosivo. Otro testigo señaló que se trata de un hombre joven, que vestía una capucha negra. Soledad Onetto, Diana Bolocco y Cristián Sánchez son parte de los clientes del gimnasio, ubicado en Escrivá de Balaguer.

Al lugar también va Felipe Camiroaga, Carola y Pilar Jorquera. El subgerente general del gimnasio Sport Life, Santiago Churruca, dijo "no comprendemos los motivos del ataque" y que decidieron redoblar la vigilancia del recinto.