Los cuerpos de tres víctimas rescatadas de los escombros del derrumbe de tres edificios en el centro de Río de Janeiro fueron reconocidos esta tarde por el Instituto Médico Legal (IML). Se trata de Cornelio Lopes Ribeiro, de 73 años, quien fue portero en uno de los edificios y Renato Braga Celso Cabral, de 44 años. Un tercer cuerpo de Moisés da Silva Moraes fue identificado por su primo, pero el IML no confirmó la información.
Hasta el momento la información oficial habla de cuatro muertos y 16 desaparecidos, pero más de 20 familias se han acercado a la policía y autoridades municipales para informar de sus parientes no encontrados, según reportan varios diarios brasileños, entre ellos O Estado de Sao Paulo. Es el caso de Vitor, cuya esposa Alessandra trabajaba en uno de los edificios destruidos.
"Yo y ella estábamos charlando por MSN y de pronto la conexión se interrumpió. La llamé por teléfono y ya no hubo respuesta. Ella no había salido de la oficina, no se despidió, no dijo nada. Estoy desesperado", dijo el hombre.
Mientras, de efectivos del Cuerpo de Bomberos se dedican a una desesperada búsqueda por posibles sobrevivientes. Según el jefe de la Defensa Civil, el coronel Sergio Simoes, la esperanza de encontrar vivo a alguno de los desaparecidos disminuye a cada hora: "Es una carrera contrarreloj, nuestra prioridad es la posibilidad de que haya supervivientes, pero esta posibilidad es cada vez más pequeña".
"El trabajo se desarrolla a un ritmo lento. Tenemos a expertos del grupo de rescate del Cuerpo de Bomberos que actuaron incluso en las búsquedas de víctimas del terremoto de Haití. Recién después de ubicar a todas las víctimas empezaremos a investigar la causa de los derrumbes", expresó Osorio, en entrevista al canal GloboNews.
El triple derrumbe, que afectó a edificios ubicados en el corazón de la zona céntrica de la ciudad, ocurrió alrededor de las 20:30 horas de ayer cuando la mayoría de los ocupantes de los edificios -uno de 20 pisos, uno de diez pisos y otro de cuatro- ya habían abandonado el lugar.
"Al menos esta tragedia no ocurrió en el horario más movido de esta zona, que es uno de los corazones del centro de Río", expresó el gobernador Sergio Cabral.
Uno de los que se salvaron del desastre fue el dentista Antonio Molinari, quien abandonó su consultorio sólo media hora antes del derrumbe, ya que el edificio donde trabajaba cerraba a las ocho de la noche.
"Al salir, he visto a algunas personas en la calle delante del edificio, no sé si habrán logrado huir. Allí funcionaban una librería, una productora de video, un curso de informática y varias oficinas. Todo se convirtió en polvo", dijo Molinari.
Un obrero que resultó herido en uno de los edificios destruidos, Alexandre Fonseca, eludió la muerte por milagro. Cuando salía del ascensor, en el noveno piso, sintió que se derrumbaba el edificio: "Entonces regresé al ascensor, que cayó más o menos hasta el tercer piso. Me salvé gracias a la estructura del ascensor".
Las causas del triple derrumbe se desconocen todavía pero, según el alcalde Eduardo Paes, está virtualmente descartada la hipótesis de que un escape de gas haya causado una explosión.
Las investigaciones se concentran principalmente en la posibilidad de problemas estructurales de las construcciones, ubicadas en una calle vecina a la plaza Cinelandia, que alberga a algunos de los más importantes monumentos arquitectónicos de Río, entre ellos el Teatro Municipal y el Museo Nacional de Bellas Artes.
Según el experto en análisis de riesgo Moacir Duarte, también existe la posibilidad de que el triple derrumbe haya sido causado por problemas de infiltracción de agua en el suelo sobre el cual fueron construidos los edificios. "Esta segunda hipótesis da más miedo. Esto es peligroso, porque significa que otras construcciones vecinas siguen en riesgo", advirtió.
Desde el accidente, las autoridades impusieron una serie de restricciones de acceso al área del derrumbe, que sigue cubierto por una densa nube de polvo gris, consigna Dpa.