Mediante un comunicado de prensa elaborado por la Conferencia Episcopal, la Iglesia entregó nuevamente su opción sbore la reforma educacional impulsada por el gobierno.

En el documento se recalca la visión de la Iglesia sobre la urgente de la "construcción de un sistema más equitativo y el fin de la segregación social desde la base, favoreciendo mayores grados de integración e inclusión".

De esta forma, se destaca que "por el bien superior de Chile, hacemos un ferviente llamado a todos los sectores, en especial al gobierno, al mundo político y legislativo, a trabajar con generosidad para alcanzar un gran acuerdo en  educación, a impulsar una reforma en modo gradual, caracterizada por una transición serena y ordenada a las futuras entidades jurídicas, sin detrimento y menoscabo patrimonial de los sostenedores; a definir un abanico de fórmulas que flexibilicen y favorezcan la aplicación de las nuevas normativas de acuerdo a la pluralidad y complejidad de situaciones que componen la realidad del mundo particular subvencionado,  asegurando un aumento de la subvención general como un servicio a la calidad".

LA PREOCUPACION
"Nos parece positivo que se vigile con atención que los recursos proporcionados por el Estado para la educación sean utilizados única y exclusivamente con este fin. Pero nos preocupa que la reforma pueda construirse sobre diagnósticos insuficientes de la verdadera y múltiple realidad de los colegios particulares subvencionados y que pueda afectar el legítimo funcionamiento de las comunidades educativas, sean laicas o confesionales, o desincentive a continuar educando o a crear nuevos colegios".

En cuanto al rol de los padres y apoderados, la Iglesia sostiene que estos están "defendiendo sus derechos y su libertad de elegir la educación que desean para sus hijos. Así lo han hecho saber con mucha fuerza y claridad al país. La Iglesia reconoce el derecho a manifestar su inquietud y declara su esperanza de que su clamor no quede desatendido".

"Estamos convencidos de que es posible buscar caminos de entendimiento en esta delicada materia y que se logrará en la medida que reine un espíritu de escucha, diálogo y búsqueda del bien común tanto en las autoridades como en los interesados en ofrecer su punto de vista y sugerencias. Este es el camino para que el presente proyecto de ley pueda convertirse – con las necesarias transformaciones – en una buena noticia para los niños, niñas y jóvenes del país, sus familias y toda la sociedad", indica la Conferencia Episcopal.