Tras culminar la 109 versión de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati dio a conocer el documento de la Iglesia con respecto al proyecto del gobierno que pretende despenalizar el aborto en tres causales específicas: peligro de la vida de la madre, inviabilidad fetal y violación.
"Valorando el rol de las instituciones democráticas llamadas a discernir, a estudiar y a decidir las leyes, los obispos buscan contribuir a una reflexión y diálogo que esperan se realice con respeto, 'sin prejuicios, descalificaciones ni caricaturas, recordando lo que nos ha enseñado la historia acerca del derecho a la vida'", sostiene.
Los obispos expresan que las tres situaciones que plantea el proyecto "son excepcionales y dramáticas, donde el dolor se vive al límite: 'El aborto en ningún caso aporta sanación a dichas vivencias traumáticas. El aborto nunca es terapéutico'", sigue el documento.
Sobre los casos de inviabilidad del feto, admiten que presentan desafíos éticos mayores. "Aunque el respeto a la vida y la dificultad de un certero diagnóstico impiden fundamentar la necesidad del aborto para estos casos", los obispos hacen presente que esto no reduce el drama personal de mujeres y familias que viven un proceso doloroso que podría derivar en la muerte prematura del hijo. Y piden centrar los esfuerzos en procurar programas de acompañamiento y acogida para las madres y sus familias en estas dolorosas situaciones.
Frente al embarazo de una mujer violada, a los obispos no les parece "humano dejarla sola en el drama que ha sufrido", y tampoco consideran "humano privar de la vida al más indefenso e inocente, que es su hijo".
A juicio de los obispos católicos, sin adecuados programas integrales de educación sexual orientados hacia el amor y el respeto de toda vida humana, "difícilmente avanzaremos en una educación humanizadora como escuela para la vida".