Por medio de una declaración pública la Conferencia Episcopal de Chile, abordó ayer la agenda valórica impulsada por el gobierno de Michelle Bachelet, explicitando una serie de aprensiones.

Según el texto, elaborado por el comité permanente de la entidad -integrado por Ricardo Ezzati, Alejandro Goic, Fernando Chomalí, Cristián Caro e Ignacio Ducasse-, los obispos señalan sentir "temor" ante la discusión política en marcha.

La declaración alude puntualmente a los distintos debates que el Ejecutivo ha promocionado, como despenalización del aborto terapéutico, el Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) y matrimonio igualitario.

"Confesamos abiertamente que tenemos un temor: que la discusión sobre estas realidades se haga desde la ideología o desde un cierto populismo, sin contactarnos con las realidades existenciales que están en juego", dice el escrito.

La carta de la Conferencia Episcopal alude a las declaraciones que la Presidenta Bachelet ha realizado respecto de impulsar una ley de despenalización del aborto -en casos de inviabilidad del feto, violación o riesgo en la vida de la madre.

También al debate que el ministro de Justicia, José Antonio Gómez, adelantó en marzo pasado, al hablar de un trabajo legislativo en relación con el matrimonio igualitario. Eso sumado al reimpulso que su cartera otorgó al AVP en este período.

En ese sentido, los obispos reiteran su férrea oposición al aborto en cualquiera de sus formas. "En vez de discutir una ley para poner fin al ser humano concebido, podríamos discutir cómo el Estado se puede hacer cargo de acompañar, aconsejar, abrir espacios en la sociedad y hasta financiar tantas iniciativas en favor de la vida", dice la declaración.

Y se agrega que existen "en hospitales y clínicas comités de ética que pueden ayudar a decidir el camino a tomar para asegurar la vida de la madre y de su hijo, o bien, para recomendar el camino que, siempre queriendo salvar la vida de ambos, no lo logra. Para eso no se necesita una ley que despenalice el aborto", dice.

En sus párrafos sucesivos, la declaración refuerza su conocida defensa al matrimonio como institución, rechazando toda equivalencia jurídica con un AVP. "Las uniones de hecho no se pueden equiparar jurídicamente con la unión estable e indisoluble de un hombre y una mujer para formar familia y enfrentar juntos la vida, institución que merece el apoyo y la protección del Estado", se enfatiza.

El escrito cataloga como "superficial" que la unión de homosexuales también sea denominada matrimonio igualitario y advierten que no posee dos características "inseparables": "Su aspecto unitivo (varón y mujer)" y "su vocación a la procreación".

La conferencia asiente que ante la necesidad de que parejas del mismo sexo requieran de una legislación para definir la herencia de sus bienes, esta se haga en pos de una no discriminación.

"Si dos personas quieren convivir y compartir sus bienes, si quieren preocuparse de su herencia, podrían hacerlo sin leyes nuevas. Y, si se requiere una ley, creemos que hay que preocuparse de ese grupo humano, aunque minoritario, para que sean respetados y no discriminados por su condición y para que cuenten con los derechos básicos para una unión, pero no un matrimonio", se afirma.

Frente a esto, el presidente de la Fundación Iguales, Luis Larraín, señaló que pese a que la Iglesia se ha opuesto al AVP "con esta declaración lo apoya". "Estamos seguros que va a pasar lo mismo con el matrimonio igualitario en el futuro", agregó.

Los obispos también hablan de una discriminación injusta hacia la homosexualidad que amerita "muchos perdones". "Ser una persona con tendencia homosexual no es un castigo de Dios, como muchos equivocadamente piensan. Y muchos perdones tenemos que pedir como sociedad por haberlos discriminado injustamente", concluyen.