COPIAS DE LA declaración de los 13, de la directiva de la DC de septiembre de 1973, del consejo nacional de ese año, de la carta de Eduardo Frei Montalva al presidente de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana de esa época, Mariano Rumor; de la Cámara de Diputados de esos días y un audio del entonces presidente del partido, Patricio Aylwin, en que le anuncia a la JDC que se reunirá con Salvador Allende para agotar la vía del diálogo, entre otros antecedentes, recopiló y revisó durante todo el fin de semana pasado Ignacio Walker.

En todo eso, el hoy timonel democratacristiano se apoya para asegurar que su colectividad no apoyó el Golpe Militar y, por lo tanto, no corresponde que pida perdón por el rol jugado a contar del "11".

Y es en parte en esos documentos donde también se sostiene para asegurar que "lo más rescatable del gobierno de la Unidad Popular, que fue un desastre de principio a fin, es la figura de Salvador Allende, principalmente por su trayectoria de estadista".

¿Cómo toma los emplazamientos a que la DC asuma su responsabilidad en lo ocurrido en 1973?

Todo lo que sea debatir con altura de miras, con perspectiva histórica, con sentido de futuro, ojalá con mucha honestidad, es positivo. La pregunta que debemos hacernos a 40 años del Golpe Militar es si hemos aprovechado estos 40 años en un doble sentido: uno, en la perspectiva de que nunca más ocurra algo así en Chile, y dos, en el sentido de haber contribuido a construir un Chile mejor. Yo creo que en ese sentido, el saldo del debate por estos 40 años ayuda en esa dirección.

¿Y en su caso, como presidente de la DC, qué reflexión hace a 40 años?

Que todos debemos asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde en el quiebre democrático. Eso lo siento como muy necesario. Obviamente, algunos tienen más responsabilidad que otros, pero esa respuesta hay que asumirla en primera persona plural, con mucha honestidad, con mucha radicalidad. Todos tuvimos responsabilidad en el quiebre democrático. La Democracia Cristiana se la jugó por procurar una salida democrática a la crisis generalizada en la que estaba sumido el país. Ni la mesa nacional ni el consejo nacional ni la sala de senadores ni la sala de diputados hicieron nada que, directa o indirectamente, pudiese haber insinuado siquiera la necesidad del Golpe. Entonces, como presidente de la DC, estoy totalmente tranquilo porque hasta el 11 de septiembre hubo, partiendo por su presidente, Patricio Aylwin, el intento, la voluntad y preocupación de buscar una salida institucional.

¿Y después del 11 de septiembre?

La declaración oficial de la directiva del partido del 12 de septiembre lamenta la situación ocurrida. La carta de los 13 condena el Golpe Militar, por lo tanto, ahí surge un matiz, una diferencia, que hay que asumir como tal. Lo peor que podemos tratar de hacer es reescribir la historia o escribir una historia oficial, eso no existe. Pero efectivamente, al interior de la DC hubo diferencias de apreciación ante el hecho consumado del Golpe Militar.

La directiva no sólo lamenta, sino que además valida la intervención militar, de hecho, dice que "los antecedentes demuestran que las Fuerzas Armadas y Carabineros no buscaron el poder" y que las instituciones armadas "inspiran confianza", entonces, ¿cuál es el problema en reconocer que una vez ocurrido el Golpe el partido lo respaldó?

No estoy de acuerdo con que la Democracia Cristiana ex post esté legitimando el Golpe Militar, yo no deduzco eso de la declaración oficial por parte de la directiva. Efectivamente, dice que las Fuerzas Armadas y Carabineros no buscaron el poder y llama además a una "cooperación patriótica", con el propósito de restablecer la normalidad institucionalidad. Con ese propósito, no con el de validar ex post el Golpe Militar, eso no surge, al menos, de mi lectura. Aunque tengo que reconocer que en la perspectiva de la historia, la declaración de los 13 tuvo una doble ventaja: uno, condena categórica del Golpe al Presidente Allende, y dos, advierte que esto puede devenir en una tiranía, algo que, por lo demás, el propio presidente Patricio Aylwin, en su libro El reencuentro de los demócratas, reconoce.

Pero senador, hay una mirada histórica, compartida por los firmantes de la carta de los 13 y por los demás partidos de su coalición, de que la DC, una vez ocurrido el Golpe, lo respaldó.

Es que yo no puedo estar más en desacuerdo con esa percepción; de hecho, esa fue la imagen que se generó en los días, semanas y meses posteriores al Golpe Militar y de allí la carta de Eduardo Frei Montalva a Mariano Rumor, donde él se hace cargo de esta falsa acusación de haber inducido esta situación. En relación con los hechos posteriores al Golpe, la DC podrá ser acusada de ingenua, pero no de mala fe ni menos de golpista, porque no lo fue y dudo que haya existido un partido que con mayor fuerza haya hecho todos los esfuerzos para concurrir al diálogo con el Presidente Allende para buscar una salida político-constitucional. Hay que ser muy riguroso en lo que el propio Belisario Velasco llama un antes, durante y un después, porque la mayor ambigüedad, el momento de ingenuidad está en el durante, entre el 12 de septiembre y enero de 1974, donde hay una cierta ambigüedad por el deseo de cooperar con el propósito declarado desde el día número uno de restablecer la institucionalidad quebrantada en el menor lapso.

Por lo mismo senador, sólo en enero de 1974 la DC se plantea como oposición al régimen militar, antes no tuvo esa postura.

La Democracia Cristiana no apoyó el Golpe, la Democracia Cristiana trató de impedir el Golpe. Ante el hecho consumado, la Democracia Cristiana depositó una cierta confianza, de buena fe, conforme a lo que era la tradición constitucionalista de las Fuerzas Armadas chilenas y los propios propósitos que declaró la Junta Militar de que esto se encaminaba a restablecer la democracia. Entonces, puede haber pecado de ingenuidad, pero siempre actuó de buena fe. Eso no convierte a la DC en un partido golpista y por eso no puedo estar de acuerdo con que la DC apoyó el Golpe. Lo que sí, después del 12 de septiembre, llama a una cooperación patriótica, con el propósito de restablecer la institucionalidad democrática quebrantada, eso es cierto, ahí están los documentos, ahí está la declaración del partido, ahí está la carta de Frei Montalva a Rumor.

En esa misma carta del 8 de noviembre, en que se describe el momento político que vive el país, el ex Presidente Frei Montalva respalda abiertamente el rol de las Fuerzas Armadas.

La carta de Frei Montalva tiene dos problemas, a mi juicio: uno, cuando dice "a nuestro juicio, la responsabilidad íntegra de esta situación corresponde al régimen de la Unidad Popular instaurado en nuestro país". Obviamente, yo creo que eso hay que morigerarlo, y el propio Frei Montalva desde que tomó el liderazgo de la oposición asumió que había una situación más compleja, con responsabilidades compartidas. Ese es un primer error. Segundo, tratándose de una carta del 8 de noviembre, hay como un desconocimiento de la verdadera cara de la dictadura, que ya a esa altura daba cuenta de situaciones horrorosas en materia de violaciones a los derechos humanos. Pero eso no permite decir que la DC apoyó el Golpe, eso yo lo niego.

Frei Montalva no fue un militante más de la DC, fue su primer Presidente de la República, hasta hace pocos días había sido presidente del Senado, no se trataba de una opinión cualquiera…

Eduardo Frei Montalva, que es el presidente de los campesinos, que es el presidente que impulsó la revolución en libertad, que hizo la reforma agraria, que nacionalizó el cobre, efectivamente, fue escéptico desde el día número uno del gobierno de la Unidad Popular, porque él temía la instauración de una dictadura marxista. Pero después, el que sembró la semilla para el reencuentro de los chilenos en los 80 fue Eduardo Frei Montalva, porque Salvador Allende, con quien lo unía una gran amistad, ya no estaba, porque falleció trágicamente y heroicamente el 11 de septiembre. Y el discurso de Frei Montalva en el Caupolicán, que le comenzó a costar la vida, donde dijo "somos la continuidad histórica de Chile", es parte de su ese legado. Eso es lo que somos, eso fue el Frente Popular, eso fueron los gobiernos de Frei y Allende, eso fue la Concertación y eso es la Nueva Mayoría. Entonces, nosotros, las fuerzas de centroizquierda, somos fuerzas reconciliadas, que hemos aprendido de la tragedia de Chile. Por eso digo que más que preguntarnos quién es responsable del Golpe Militar, preguntémonos qué lecciones hemos aprendido y ahí viene la responsabilidad de la derecha, porque el concepto de la complicidad pasiva al que se ha referido el Presidente Piñera, es un buen concepto y quemó como un fierro candente en las entrañas de las derecha, porque cuando uno habla de complicidad, habla de delitos.

¿Y la asistencia al tedeum a la iglesia de la Gratitud Nacional, junto a los miembros de la Junta?

Eduardo Frei Montalva concurrió a petición expresa del cardenal Raúl Silva Henríquez y sólo basado en esa consideración.

También se autorizó a destacados militantes a participar del gobierno militar.

Eso es parte de la cooperación patriótica, que en aspectos técnicos, efectivamente, se autorizó a tres, cuatro, cinco militantes del partido, para contribuir a la reconstrucción. Evidentemente, pues, la DC se puso a disposición -desde el punto de vista de sus técnicos- de tratar de cooperar al objetivo de restablecer la democracia, haciendo fe en lo que habían declarado los miembros de la Junta Militar.

Califica de acto heroico la muerte de Allende, viniendo del presidente de la DC, eso es, a lo menos, llamativo, porque su partido siempre ha sido crítico del ex mandatario.

Lo más rescatable del gobierno de la Unidad Popular, que fue un desastre de principio a fin, es la figura de Salvador Allende, principalmente, por su trayectoria de estadista. Treinta y tres años parlamentario, partió en Valparaíso como diputado, llegó a ser presidente del Senado. Cuatro veces candidato a la Presidencia de la República y, por lo tanto, esa afirmación también me nace decirla porque la siento. El Presidente Allende murió heroicamente el 11 de septiembre, entregó su vida por los ideales en que creía.

Parece que la DC ahora es un partido allendista.

No, porque eso también sería reescribir la historia, porque fuimos críticos del Presidente Allende, porque fuimos oposición a la Unidad Popular. Esa historia no la vamos a reescribir, pero ¿significa eso que vamos a desconocer el valor que tiene ante la historia el Presidente Allende?, yo creo que no, yo lo reconozco, y eso no me transforma en allendista.

Osvaldo Andrade y Camilo Escalona pidieron perdón por el rol del Partido Socialista durante la Unidad Popular, ¿la DC no debería hacer lo mismo, aunque sea por este acto de ingenuidad, como usted califica la reacción del partido después del Golpe?

Hay que ser muy cuidadoso en el tema del perdón y la reconciliación. Esas son definiciones que no se pueden forzar, que son personales, que yo respeto, salvo, una dimensión en que pueda ser asumida institucionalmente, que fue el perdón que pidió Patricio Aylwin al conocer el Informe Rettig. Ahí está el valor moral de la República, de la democracia bien entendida, en el rol de un jefe de Estado que se pone por encima de las rencillas y las divisiones. Ese es el único perdón que corresponde. Lo demás son testimonios personales que yo valoro. Yo valoro que Andrés Chadwick diga que se arrepiente de haber sido parte del gobierno militar. Valoro a un Hernán Larraín que pide perdón o a un Camilo Escalona o a un Osvaldo Andrade que piden perdón por la polarización. Pero como democratacristiano digo que asumo parte de la responsabilidad que nos corresponde por el proceso de quiebre democrático por acción u omisión, eso sí, más por omisión. Y no me pidan más.