La tenista estadounidense Bethanie Mattek-Sands se echó a llorar este sábado rememorando su lesión en la rodilla que dejó temblando a los espectadores de Wimbledon y que obligará a operarla para reparar una rótula rota.

La jugadora de 32 acabó gritando de dolor y pidiendo ayuda sobre la cancha en su partido del jueves ante la rumana Sorana Cirstea, cuando, en una subida a la red, su rodilla cedió y la pierna acabó en una posición angustiosa.

"He tenido muchas lesiones en mi carrera, pero esta es definitivamente la peor. El domingo viajaré a Nueva York para ver a más médicos", dijo Mattek-Sands en una conexión de video en la red social Facebook.

"Estaré alejada un tiempo, pero lo superaré", añadió.

La jugadora explicó que oyó como un estallido en la pierna "y luego todo se volvió lento", explicó desde la cama del hospital de Londres en el que está ingresada.

"Sentía la rodilla muy rígida y supe que estaba dislocada o rota. Me asusté, es la lesión más dolorosa que he tenido".

Mattek-Sands, ganadora de 24 títulos en dobles, incluyendo siete del Grand Slam, además de la medalla de oro en dobles mixtos en los Juegos Olímpicos de Río 2016, dijo que todavía no ha visto en video del incidente.

La jugadora recuerda que pidió que le cubrieran la rodilla para no verla. "Le dije a los médicos que si trataban de poner recta la pierna, ¡los mataría! Quería que me anestesiaran en el hospital antes de hacerlo".

"Se lo hice pasar mal a los médicos porque no sentía los efectos de los calmantes. Luego me desperté en el hospital y la pierna estaba recta".