El sólido crecimiento que ha registrado China en las últimas tres décadas ha provocado que el país tenga un rol cada vez más preponderante sobre la economía mundial. Dos claros ejemplos de esto fue lo que sucedió en agosto de 2015 y a comienzos del año pasado, cuando unas inesperadas devaluaciones del yuan por parte del Banco Popular de China generaron intensas turbulencias en los mercados financieros internacionales.
"Cuando China estornuda, el mundo se resfría", aseguró un editorial publicado por la agencia estatal de noticias Xinhua hace un año y medio, poco días después de que el organismo emisor sorprendiera a los inversionistas con su maniobra cambiaria.
Si bien el rol cada vez más protagónico de la segunda economía del mundo tuvo en estos casos un efecto negativo sobre el resto del planeta, China también puede traer consigo beneficios. Así lo revela un reciente informe del Instituto de Inversión de BlackRock (BII, su sigla en inglés), que muestra que el impacto del crecimiento de la actividad en el gigante asiático sobre los mercados emergentes se ha duplicado, desde la crisis financiera.
Según la última edición del reporte Perspectiva Macro Global, titulada "El rol de China en el crecimiento global", un alza hipotética de 1% en el PIB chino entre los años 2000 y 2007 implicaba un impulso de 0,5 punto porcentual para las economías emergentes en los siguientes dos años.
En tanto, entre 2010 y 2016, el mismo incremento de 1% en la expansión de China habría significado un empujón de un punto porcentual para las economías en desarrollo durante los 24 meses posteriores.
Desarrollados
El Instituto realizó el mismo ejercicio con los mercados industrializados y descubrió que la magnitud del impacto de este grupo sobre China y sobre los emergentes ha disminuido en los últimos años. Mientras a comienzos del siglo XXI, una subida adicional de 1% en el PIB de los desarrollados se traducía en una mejora de 1 punto en la actividad china y de 1,9 punto para los emergentes excluyendo a China, en los últimos seis años, el efecto de las naciones avanzadas sobre ambas regiones se redujo a menos de la mitad: el estímulo para el país asiático retrocedió a 0,4 punto, mientras que para las economías en desarrollo bajó a 0,9 punto.
"El impacto de China sobre los mercados emergentes es el doble de lo que era y el impacto de los mercados desarrollados sobre los emergentes aún es grande, pero menos de la mitad", aseguraron los expertos liderados por Jean Boivin, jefe de investigación económica y de mercados de BII.
"Eso convierte a China en un importante centro para que el crecimiento de los desarrollados fluya hacia los emergentes", agregaron.
Los analistas, además, explicaron que esto se debe a que los vínculos comerciales globales de Beijing se relacionan más con las exportaciones que con las importaciones.