Los alumnos del Colegio Mercedes Marín del Solar y del Liceo Tajamar de Providencia desde el lunes pasado tienen un nuevo patio para disfrutar en recreo. Esto, gracias a un proyecto que se hizo en conjunto con la Municipalidad de Providencia y la fundación Patio Vivo, que reemplazó los muros de cemento y los espacios vacíos, por pizarras para dibujar, muros de escalada, huertos y jardineras.
En sólo dos semanas de trabajo el cambio que se hizo fue drástico y los alumnos lo han valorado.
“El primer día del cambio todas empezaron a subir fotos a Facebook y a Instagram, estaban súper contentas. Las pizarras fueron de gran ayuda porque a principios de año comenzamos una campaña para que no rayaran los baños y eso les dio un espacio para escribir”, dice Fernanda Aceituno, alumna de cuarto medio del Liceo Tajamar.
En el caso de este establecimiento, se construyó una plaza de madera y tarimas con toldos, se transformaron dos paredes en grandes pizarrones y se habilitó un muro de escalada para la actividad física. Además, se plantaron jardineras y enredaderas. En el caso del Colegio Mercedes Marín del Solar, se construyó un muro de escalada, se pintaron paredes en colores que se pudieran rayar y se construyó una jardinera con 20 hierbas plantadas por los alumnos.
La alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz informó que busca replicar esta idea en otros colegios. “Sabemos que esta iniciativa permitirá a nuestros niños y niñas tener espacios más adecuados para la creatividad, el ejercicio y para una buena convivencia. Es por eso que esperamos pronto desarrollar este proyecto en el colegio Juan Pablo Duarte y buscar financiamiento para seguir replicándolo”, señaló.
El director de Educación de Providencia, Mariano Rosenzvaig, explicó que para hacer el proyecto “nos centramos en que la educación integral no se basa sólo en tener una sala bien provista, sino también, en tener un espacio que llame al juego, a la interacción, al trabajo en conjunto entre estudiantes y profesores. Esos espacios amigables y más bonitos le devuelven al colegio un elemento de orgullo para que la gente lo quiera y utilice”.
La fundación “Patio Vivo” nació hace tres años y ya llevan 15 proyectos en colegios de la Región Metropolitana, La Araucanía y Los Lagos. Angela Ibáñez, su directora, explica que “el patio escolar motiva acciones. Cuando hay un patio que no tiene nada más que cemento y es un vacío al que los niños salen en recreo, las acciones que ahí ocurren son distintas a cuando el espacio está pensado para desarrollar habilidades en los niños (...) los patios son desaprovechados y al intervenirlos podemos mejorar la convivencia, promover la actividad física, invitar al aprendizaje y mejorar el contacto con la naturaleza”.