Hay quienes lo ven como un patrimonio histórico y cultural de la comuna, otros como un lugar abandonado y sucio, frecuentemente ocupado por personas que viven en la calle. Lo cierto es que por casi 70 años, la pérgola ha ocupado un lugar central en la Plaza Ñuñoa, siendo un espacio público que muchas veces ha servido como escenario de actividades ciudadanas, expresiones artísticas, jornadas musicales y literarias, manifestaciones de vecinos, entre otros. Pero ahora, y tras un fallo de la Corte Suprema, el futuro del lugar es incierto, y el espacio, que por años ha sido defendido por juntas de vecinos, el municipio y otras organizaciones, podría pronto transformarse en una cafetería.

La historia de la pérgola se remonta al año 1948, pero los problemas comenzaron tras el terremoto de 2010, cuando su estructura quedó muy dañada. Fue así como en 2011 el concejo municipal, liderado en ese entonces por el alcalde Pedro Sabat, decidió llamar a una licitación para concesionar la superficie de 280 metros ocupada por la pérgola, la que sería restaurada y transformada en un local comercial.

Tras una serie de complicaciones que impidieron iniciar las obras, la concesionaria recurrió en 2013 a la justicia para demandar al municipio por no cumplimiento de contrato. Tras dos fallos favorables para la empresa, (en primera instancia y en la Corte de Apelaciones), el año pasado el municipio presentó un recurso de casación ante la Corte Suprema. La semana pasada, el tribunal emitió un fallo en que señaló que la acción realizada por la comuna fue mal interpuesta, por lo que ahora la municipalidad deberá entregar al concesionario la infraestructura para iniciar las obras y pagar una indemnización a la firma.

Desde la municipalidad de Ñuñoa explican que la pérgola " es un patrimonio cultural" y añaden que fueron los vecinos quienes "solicitaron mantenerla bajo tutela del municipio. Es por eso que el alcalde Zarhi, cuando asume la alcaldía, toma la decisión de terminar el contrato y reparar la infraestructura de la pérgola, pues se encontraba muy deteriorada".

Comunidad dividida

Entre los vecinos que frecuentan el lugar no hay mucho consenso sobre cuál debiera ser el futuro de la pérgola. "Como adorno está súper linda, el problema es que pasa llena de personas que duermen ahí. Antes los niños jugaban, pero ahora ya no se puede disfrutar, porque hay hombres que están con trago, con drogas a veces, está sucio. Si ponen un café eso se terminaría, pero por otro lado la plaza perdería su encanto", opina Ximena Voisen, mientras columpia a su hija en los juegos de la plaza.

Héctor Miranda vive cerca del sector sur de la explanada, donde está ubicada la pérgola desde 1956. "Indudablemente es antigua, pero de ahí a que sea patrimonial, en realidad no le veo ninguna belleza arquitectónica", señala. "Yo creo que sería positivo que la concesionaran. Muchas veces le he manifestado al alcalde que podría hacer ese café, pero con un anfiteatro al lado, una especie de concha acústica, donde también pudiera haber música y expresiones artísticas", añadió.

Muchos vecinos que se encuentran en contra de la concesión se han organizado durante los últimos años, realizando actos culturales, recolectando firmas, haciendo plebiscitos, reuniones con las autoridades y distintas manifestaciones en el lugar.

Una de las organizaciones que ha participado en la defensa de la pérgola ha sido Mujeres de la Plaza Ñuñoa. Su vocera, Susana Norambuena, señaló que "hay un tema patrimonial que es relevante, se trata de un espacio significativo de Ñuñoa, que tiene mucha historia. Pero también hay otra cosa, que es el tema de por qué vamos a entregar un espacio que es de todos a manos de un privado. No estamos alegando sólo por la pérgola, sino que por la defensa de los espacios públicos".

Una opinión similar tiene Francisco Toledo, vecino del lugar. "Ñuñoa es una comuna con mucha tradición, y la plaza representa un lugar importante en la historia incluso de la ciudad. Destruir parte de ella es quitarnos una parte de nuestro pasado que nos identifica como ñuñoínos", señaló.

Una última oportunidad

Desde la municipalidad explican que, si bien con la decisión del tribunal deben entregar al concesionario adjudicado la infraestructura de la pérgola, la autoridad municipal estima que aún existen otros recursos legales y administrativos para mantener el sitio bajo la tutela municipal.

Lo anterior, debido a que hay un segundo proceso judicial en curso en la Corte Suprema y que tiene relación con que el empresario gastronómico que obtuvo la concesión. Se trata de Osvaldo Espinoza, quien fue formalizado en los setenta por delitos contra los Derechos Humanos.

"De acuerdo a los antecedentes que entregó la Corte de Apelaciones de Temuco como respuesta a un oficio enviado por el alcalde, el señor Espinoza se encuentra procesado por delitos a los DD.HH. Cabe destacar que la concesión de la pérgola fue en el año 2011, tiempo en el cual no se tenían los antecedentes que ahora existen con respecto al proceso", explican desde el municipio.

En este sentido, el concejal Jaime Castillo señaló que esta situación inhabilita al empresario, ex uniformado, para ser beneficiario de la concesión.

"Esto es lo que arguyó el municipio para objetar y declarar nulo el contrato", explicó Castillo, y añadió que "tenemos confianza en que la Corte Suprema acogerá los planteamientos , ratificando la anulación del contrato y permitiendo que la pérgola continúe siendo un espacio público para los ñuñoínos", dice Castillo.