Era uno de los encuentros bilaterales más esperados. Casi dos meses después de haber llegado a la Casa Blanca, el Presidente Donald Trump finalmente se reunió con su contraparte alemana, Angela Merkel. No se esperaba que el primer cara a cara fuera fácil, ya que durante la campaña el mandatario calificó a la canciller como una "líder catastrófica" o incluso dijo que estaba arruinando a Alemania. Además, señaló que la política de refugiados era "loca" y ambos han manifestado sus diferencias frente a otros temas.
En ese sentido la prensa destacó que si bien ambos líderes mostraron un tono conciliador no disimularon sus discrepancias fundamentales tanto en las políticas como en estilo. Merkel señaló que estaba "agradecida" de que el Presidente de Estados Unidos prometiera su respaldo a la OTAN y al proceso de paz establecido en el acuerdo de Minsk en Ucrania. Trump, por su parte, insistió que cree en el libre comercio y que no era un "aislacionista".
Según el diario británico The Guardian, fue difícil escapar de la "irritable relación entre la mujer estudiosa que ahora es vista como un bastión crucial del orden liberal que se estableció en la post guerra y el atrevido hombre de negocios que llegó al poder gracias a una marea populista".
La compleja relación de ambos se puso a prueba durante su encuentro en el Salon Oval de la Casa Blanca. De acuerdo a The Wall Street Journal, tuvieron una reunión tensa producto de su falta de interacción. El diario señala que Merkel le preguntó si se daban la mano, tal como se suele hacer en esas ocasiones, pero Trump no respondió y, en vez de aquello, se quedó mirando al frente y con las manos juntas. En todo caso, en la conferencia conjunta realizada después se dieron la mano.
Merkel viajó a Washington acompañada por empresarios, debido a que el comercio era uno de los potenciales puntos en los que podría haber divergencia entre ellos. Esto porque Trump había advertido a los fabricantes de automóviles que iba a poner una tarifa de 35% a los vehículos importados al mercado estadounidense.
Al ser consultado sobre su denuncia de haber sido espiado por el ex Presidente Barack Obama durante la campaña electoral, Trump bromeó que él y Merkel tenían "una cosa en común", ya que las comunicaciones de la dirigenta alemana fueron interceptadas por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Merkel no se rió de la broma.
En otro momento de la delicada conferencia de prensa, Trump hizo una referencia directa a un asunto sensible para Alemania -país que recibe miles de inmigrantes y refugiados- al relacionar a la migración y la seguridad nacional. "La inmigración es un privilegio. No un derecho. Y la seguridad de nuestros ciudadanos debe siempre ser puesta en primer lugar. No hay dudas de eso", expresó el mandatario, cuyo más reciente decreto anti inmigración fue bloqueado por la justicia el miércoles pasado.
En otro asunto complejo, Trump también dijo que en su conversación con Merkel había reafirmado el compromiso de Washington con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero pidió que los países del bloque "paguen lo que deben" a Estados Unidos y actualicen sus aportes financieros a la alianza militar.
Según el periodista de la BBC, Anthony Zurcher, si bien ambos líderes estaban en el mismo lugar, parecían habitar universos políticos muy diferentes. Esto porque Trump se volvió a enfocar en los temas de su campaña, como comercio justo e inmigración. Mientras que Merkel se concentró en los beneficios de la globalización y la apertura hacia los refugiados.
"De alguna forma, estos dos individuos tan diferentes tienen que tratar de encontrar una forma de trabajar juntos en temas de importancia global. Esta reunión cara a cara, completada con un lenguaje no verbal de incomodidad, probará ser el primer paso tentativo", añadió el analista británico.