Colo Colo vivió una auténtica pesadilla en Bogotá ante Independiente de Santa Fe. Los albos cayeron 3-1, en una noche inspirada del delantero local Wilson Morelo, quien anotó todos los tantos del elenco colombiano, que ahora es líder del Grupo I de la Copa Libertadores, mientras la escuadra de Héctor Tapia quedó segunda por diferencia de gol sobre Atlas.
Colo Colo, sin embargo, manejó bien la primera media hora de juego. Tanto, que fueron los locales quienes golpearon de modo continuo, mientras que sus principales posibilidades de ataque se limitaron a tiros de distancia bien controlados por Justo Villar.
El problema es que el buen trabajo del mediocampo se limitaba a cuidar y contener. Jaime Valdés mostraba su talento habitual para manejar el balón y ordenar a sus compañeros, pero la necesidad de dosificar energías y ocupar una posición le impedían desdoblarse para apoyar a Emiliano Vecchio, el mejor de los albos durante la media hora inicial. El argentino sufrió cuatro o cinco infracciones al encarar constantemente, pero sólo recibió apoyo creativo en eventuales paredes con Humberto Suazo, siempre dispuesto pero ya sin la chispa que caracterizó los mejores años de su carrera.
El asunto parecía controlado para la escuadra de Héctor Tapia, pero asomaba un factor que luego se convertiría en la llave de la victoria para los bogotanos: los pelotazos profundos entres los zagueros centrales, sobre todo desde los pies de Omar Pérez.
Al menos en un par de ocasiones, José Cáceres cortó con dificultades esos envíos, pero finalmente uno se coló, con el paraguayo y Cristián Vilches muy adelantados y en línea. El balón fue controlado por Wilson Morelo, quien definió con precisión ante el desesperado achique de Villar.
Y cuando parecía que ese tanto iba a ser la única conquista del lapso inicial, vino el segundo golpe. En esta ocasión, Pérez estaba adelante, metido más allá de Vilches y Cáceres. El calvo volante se quedó quieto y los centrales albos no supieron reaccionar a tiempo a la aparición de Morelo, que dejó sentado a Villar y Vilches con un enganche, para anotar con calidad y sangre fría, pese a desesperado manotazo de Cáceres.
Con eso, el segundo lapso surgía como escenario para la hazaña o la tragedia.
La opción gloriosa asomó ya a los 51', cuando Juan Roa bajó a Valdés en plena área. Suazo, en su principal intervención del encuentro, anotó con precisión el lanzamiento penal y encendió algunos minutos de ilusión para su equipo.
El problema es que Independiente tenía un arma infalible en Morelo. En una acción colectiva rápida y decidida, Quiñones lo habilitó en el área y el habilidoso delantero hizo pasar de largo a Vilches con un enganche preciso. Luego, escogió el costado izquierdo del arco de Villar para poner el 3-1 final.
Ni la expulsión de Sebastián Salazar, en una pésima decisión del argentino Germán Delfino, sirvió para reanimar al Cacique, que no tuvo la capacidad para frenar a Morelo. Quizás la ausencia de Julio Barroso pueda servir de explicación, pero las dudas parecen ser algo más profundas que eso si lo que se pretende es brillar en la Copa Libertadores.