Pese al ultimátum que les impusieron el alcalde y el jefe de la policí­a, muy pocos de los manifestantes contra Wall Street han levantado sus carpas en los prados aledaños al palacio del ayuntamiento de Los Angeles, y la mayorí­a advirtió que no se irá.

El campamento "indignados" de Los Angeles tuvo mucha actividad el sábado, pero el tema principal de conversación fue cómo lidiar con las autoridades de cara al plazo fijado para el primer minuto del lunes.

Algunos repartieron carteles que anunciaban una "fiesta de bloqueo del desalojo", para el lunes por la mañana.

Otros enseñaban tácticas de resistencia, incluida la forma de enfrentar mejor los operativos con balas de goma y gas pimienta.

El alcalde Antonio Villaraigosa anunció el viernes que, pese a que simpatiza con los manifestantes y con su causa, ha llegado el momento en que el campamento de casi 500 carpas sea levantado, por el bien de la salud pública y de la seguridad.