Se trata de personas que nunca llegaron a su destino y que perdieron contacto con sus familias. No se sabe si permanecen con vida, fueron inhumados en fosas comunes, están detenidos, en algún hospital o decidieron cortar lazos con sus países de origen.
La situación se agravó en los últimos tres años, cuando aumentaron los secuestros de indocumentados por bandas criminales mexicanas, asegura Edith Zavala, secretaria del Foro Nacional para las Migraciones en Honduras.
"Muchos pagaron la extorsión y no supieron de su familiar. Es un desastre humanitario lo que sucede en México", dice en conversación con BBC Mundo.
Recientemente, un grupo aparentemente vinculado con el cartel de Los Zetas asesinó en Tamaulipas, en el nordeste del país, a 72 indocumentados que se negaron a colaborar con la banda, una de las más peligrosas de la región.
Por este caso, el Ministerio de Gobernación de México estableció, por primera vez, un programa especial para combatir los secuestros de migrantes.
DESCONFIANZA
La cantidad de inmigrantes que perdieron contacto con sus familiares se desconoce. Por ejemplo, un informe de la Cámara de Diputados de México afirma que 60.000 personas desaparecieron entre 1998 y 2008.
Organizaciones de derechos humanos de Centroamérica han logrado documentar varios cientos de casos, pero afirman que la cifra real es mayor.
En El Salvador, por ejemplo, un promedio de 300 personas al día emprenden viaje a Estados Unidos sin documentos, la mayoría por vía terrestre y cruzando territorio mexicano.
No existe un registro de cuántos inmigrantes se pierden en el camino, le dice a BBC Mundo Gilma Pérez, del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador.
"Muchas familias no registran los casos. Tienen muchas dudas de que la denuncia les haga aparecer de nuevo", reconoce.
Así, los casos que llegan a las autoridades de Centroamérica son pocos en comparación con los que pudieran existir, añade.
En El Salvador, por ejemplo, la Policía Internacional tiene 50 denuncias de desaparición de inmigrantes. Y en Honduras, uno de los países con mayor salida de personas en la región, hay 600 casos documentados.
TRAGEDIAS
Más allá de los números, cuando un inmigrante indocumentado desaparece, el mayor impacto ocurre en su familia.
"Se nos han muerto ancianos esperando alguna noticia de sus hijos, que nunca llegan", le dice a BBC Mundo Edita Maldonado, del Comité de Familiares de Migrantes de El Progreso, Honduras.
En este problema, las autoridades de la región tienen mucha responsabilidad porque han desatendido el fenómeno de la migración indocumentada, coinciden las activistas.
"Los migrantes en tránsito están en el olvido", dice Gilma Pérez.
Y Edith Zavala, de Honduras, completa: "Es hora que los gobiernos de Centroamérica asuman su responsabilidad… En México hay una cacería humana contra los indocumentados".
Por lo pronto, las autoridades mexicanas anunciaron cinco acciones especiales para proteger a los indocumentados que cruzan el territorio.
El programa incluye convenios de información con los gobiernos locales por donde pasan los centroamericanos, vigilancia policíaca en las rutas que siguen los inmigrantes –especialmente las líneas de ferrocarril- y una embestida contra las bandas de trata y tráfico de personas.