Un equipo de científicos canadienses han descubierto gracias a fósiles casi intactos, que un dinosaurio del género de los anquilosaurios - bautizado como Borealopelta markmitchelli - era capaz de camuflarse para así esconderse de sus depredadores.
Los restos bien preservados corresponden a un espécimen de 110 millones de años, un tipo de gigante pesado que medía 5.4 metros de largo y pesaba 1270 kilogramos. Si bien no poseía un mazo en la punta de su cola como la gran mayoría de los dinosaurios de este género, sí contaba con escamas que le permitían camuflarse de los depredadores de la época.
Los restos de este dinosaurio fueron descubiertos casi intactos en Alberta, Canadá. La roca en la que fue encontrado logró preservar en gran parte las escamas y el color de su piel y coraza, además de su forma total en tres dimensiones, por lo que los expertos lograron descubrir que este animal poseía un sistema de camuflaje que actualmente no es común en animales de esta envergadura.
El tipo de camuflaje que poseía se llama contracoloración, la que trata de un patrón de coloración en donde la parte superior es más oscura que la parte inferior. Este tipo de camuflaje lo poseen animales como tiburones, orugas y ardillas, entre otros.
Por medio de un análisis químico de los componentes orgánicos de las escamas, los expertos descubrieron que el dinosaurio tenía piel roja-café con contracoloración en todo su cuerpo.