Los restauradores Fernando Imas Brügmann (43) y Mario Rojas Torrejón (29) tenían la intuición y pronto la transformaron en una certeza: muchas veces los recuerdos más valiosos no son los que se encuentran resguardados en las instituciones oficiales, sino aquellos que personas anónimas mantienen en polvorientos cajones, esperando el momento de salir a la luz.
Compañeros en la Universidad Sek, Imas y Rojas se asociaron en 2008 para formar su estudio de restauración y conservación de objetos patrimoniales y obras de arte, que en poco tiempo derivó en una colección de imágenes patrimoniales que hoy suma 10 mil fotos en papel, además de más de 25 mil archivos digitales. Se trata de uno de los acervos privados dedicados a la arquitectura y la sociedad chilena más importantes del país, y que por primera vez se exhibe en una muestra particular, hasta el 17 de septiembre, bajo el título de El Santiago que se fue.
Enmarcada en el Día de la Fotografía, que se celebra hoy con actividades que se extienden hasta fines de mes (ver recuadro), la muestra reúne 30 fotos que retratan cómo era la capital a principios y mediados del siglo XX, con especial énfasis en aquellas construcciones que han desaparecido. Entre ellas, destacan imágenes de calles emblemáticas como Lord Cochrane con Alameda, con una cuadra entera de edificios perdidos; una toma de Plaza Italia cuando aún había una pileta y sobrevivía la Estación Pirque; el Palacio Concha Cazotte, que estaba ubicado en el barrio Concha y Toro y que fue demolido por la expansión inmobiliaria, y la esquina de Ismael Valdés Vergara con Merced, cuando aún existía un edificio de estilo art decó.
Sin embargo, lo más desconocido del recorrido es la proyección de más de 40 fotos familiares que han sido donadas y compradas por Brügmann y que son parte de la pequeña historia social de Chile. Se ve, por ejemplo, un grupo de personas reunidas por un baile en una casona de Barrio Brasil en 1934; un grupo de amigos frente a una posada en Farellones, de 1938; familiares saliendo del Funicular en el Cerro San Cristóbal, en 1942, así como dos mujeres posando en el jardín oriental del Palacio Cousiño, en 1930.
"La gracia de nuestro archivo es la diversidad social de las donaciones", dice Fernando Imas. "De la mitad del siglo XX hacia atrás, la fotografía aún era para una élite, entonces encontrar imágenes de personas de clase media retratadas, para nosotros es un verdadero tesoro. Muchas corresponden a esas cámaras minuteras que se ponían en los parques, hasta donde llegaban todo tipo de personas a tomarse una instantánea dominical", agrega.
A fines de septiembre, Brügmann planea además poner en línea este archivo digital para que esté al alcance de todos en el sitio brugmann.cl. "El archivo se inició por las investigaciones patrimoniales que comenzamos a realizar y porque todavía es difícil que instituciones presten fotografías", dice Mario Rojas.
Paralelo al archivo de fotos, los socios se dedican a la restauración de objetos, obras de arte y fotografía, y a la investigación: por estos días exploran la vida y obra de Paul Lathoud, arquitecto francés avecindado en Chile y autor de obras icónicas como el Palacio Cousiño, el Mercado Central y el Museo de Historia Natural. "Estuvimos hace poco en Francia con sus herederos y encontramos los planos de sus obras en Chile, documentos que planeamos difundir a través de un libro", adelanta.