La muy promocionada misión de la Nasa para estrellar dos artefactos espaciales contra la Luna produjo después de todo datos que valen la pena, dijeron científicos.
Imágenes nuevas muestran una columna de 1,6 kilómetros de altura, formada por escombros lunares del cráter Cabeus poco después de que el cohete Centaur de la agencia espacial golpeó al satélite natural de la Tierra el 9 de octubre.
"Nos sorprendieron los datos que regresaron", comentó el viernes Anthony Colaprete, jefe científico de la misión, en un reporte del Centro de Investigación Ames, en Mountain View, California, el cual operó el lanzamiento. "El equipo está trabajando duro sobre el análisis y los datos parecen ser de muy alta calidad", afirmó.
Durante la cobertura de prensa antes del impacto, muchos observadores dijeron que estaban desilusionados por la falta de espectáculo.
Sin embargo, los científicos dijeron que la misión fue realizada por "un propósito científico, no con el fin de lanzar fuegos artificiales para el público", dijo el asesor en materia espacial Alan Stern, un ex administrador asociado de la Nasa para la ciencia.
Al crear la nube de escombros, los científicos pudieron utilizar el Satélite de Percepción y Observación de Cráter Lunar (LCROSS por sus iniciales en inglés) con un costo de 79 millones de dólares para tomar muestras y estudiar el polvo.
El LCROSS se estrelló en el mismo cráter cuatro minutos después de impacto del Centaur, justo como se había calculado, mientras que su nave espacial acompañante, el Orbitador de Reconocimiento Lunar, estaba volando en la órbita de la Luna a 80 km sobre el sitio para recoger aún más datos.