Los mejores resultados en los conocimientos de los estudiantes se dan en países con pocos recursos naturales o que si los tienen, en lugar de vivir directamente de ellos, los ahorran. A esa conclusión llegó un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Una de las razones aportadas por el subdirector del departamento de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, es que en esos países ha calado la idea de que hay que vivir del conocimiento, y eso depende de los resultados educativos.
"El valor que un país da a la educación parece depender al menos en parte de la visión que se tiene de cómo el conocimiento y las competencias influyen en su nivel de vida", destacó la organización.
Schleicher pone el ejemplo de países como Finlandia, Corea del Sur, Singapur o Israel, cuyos alumnos en las pruebas PISA obtienen resultados muy superiores a los de otros vecinos ricos en petróleo.
Hay algunas aparentes excepciones como Canadá, Australia o Noruega, que disponen de recursos fósiles importantes y al mismo tiempo ocupan posiciones elevadas en el informe PISA.
La explicación en este caso es que se trata de países que no viven de las rentas de su subsuelo, sino que han puesto en marcha políticas deliberadas para ahorrar ese dinero y no consumirlo inmediatamente.
Entre los contraejemplos, figuran países como Azerbaiyán, Trinidad y Tobago, Kazajistán o Qatar cuyo PIB depende en más del 25 % de sus recursos naturales y las notas en las pruebas PISA son muy inferiores a la media.
La OCDE destaca la importancia de que los líderes políticos expliquen la conveniencia de apostar por la educación y el conocimiento como base del sustento económico, lo cual requiere una serie de actuaciones precisas.
Entre ellas, el conocido como el "Club de los países desarrollados" destaca que hay que determinar las competencias más eficaces para una evolución económica y socialmente sostenible o desarrollar un mercado laboral que pueda sacar el mayor partido de los conocimientos de sus trabajadores.