Un documento redactado en el gobierno británico que afirma que la prohibición de las drogas no reduce necesariamente su consumo hizo que el debate sobre la despenalización saltara ayer al primer plano en Reino Unido.

El estudio afirma que no hay pruebas de que la represión reduzca el consumo de drogas, ni tampoco de que la legalización lo aumente. "Estudiando la situación en diferentes países, no hay correlación aparente entre la 'dureza' a la hora de afrontar las drogas y la prevalencia del uso de drogas", afirma el estudio difundido ayer y que compara las estrategias antidrogas de diferentes países.

Tampoco "está claro que la despenalización tenga un impacto", añade el documento.

Además, sostiene que "hay indicios de que la despenalización puede reducir la carga de los sistemas judiciales". Se trata del primer informe de este tipo en décadas y el parlamento lo discutió ayer mismo.

Las conclusiones provocaron un enfrentamiento en la coalición gubernamental, con los conservadores del primer ministro David Cameron insistiendo en que hay que mantener la dureza contra el consumo y los liberales del viceprimer ministro Nick Clegg abogando por la despenalización.

"Las pruebas dicen que lo que estamos haciendo funciona. No creo en la despenalización del consumo de drogas que hoy son ilegales", dijo Cameron en respuesta al informe.

"Soy un padre de tres hijos; no quiero que se dé a entender que de algún modo tomar esas drogas está bien y es seguro, porque, francamente, no lo es", agregó.

Clegg respondió tildando la visión conservadora sobre este tema de "totalmente alejada de la realidad, pasada de moda" y acusó a sus socios de gobierno de haber tratado de impedir la difusión del documento.

"El informe de esta mañana, impulsado por mí y los liberales contra la resistencia de los conservadores", demuestra "que la manera en que estamos haciendo las cosas no tiene sentido", dijo Clegg en la radio LBC.

"La guerra contra las drogas no está funcionando", sentenció Clegg.  "No puedo entender por qué diablos nosotros, como sociedad, metemos entre rejas cada año a mil personas sólo porque tenían drogas para uso personal", añadió el liberal.

Las organizaciones por la despenalización celebraron la publicación del informe. Transform, una de ellas, lo calificó de "histórico".  En declaraciones publicadas por el diario The Daily Telegraph, Danny Kushlick, su fundador, dijo que "por primera vez en 40 años el ministro del Interior admite que aplicar severas leyes antidrogas no reduce el consumo". "También reconoce que despenalizar la posesión no incrementa su consumo", constató.

Los llamados a la despenalización han crecido en los últimos años, particularmente entre algunos dirigentes latinoamericanos, que antes evitaban cuestionar una estrategia impulsada desde Estados Unidos.

Otto Pérez, el Presidente de Guatemala, fue el primer líder en activo en abogar por un cambio. El grupo Comisión Global de Políticas de Drogas, integrado entre otros por los ex presidentes, Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ernesto Zedillo (México) y César Gaviria (Colombia), entre otros, también quiere la despenalización. La comisión también está integrada por el ex presidente de Chile Ricardo Lagos, el ex secretario general de ONU Kofi Annan y el escritor peruano Mario Vargas Llosa.

"El régimen global de control de drogas debe ser reformado para permitir una regulación legal. Empecemos por tratar la adicción a la droga como una cuestión de salud, en vez de como un crimen, y reducir la demanda de drogas a través de iniciativas educativas comprobadas", afirma el grupo.