Casi la mitad de las universidades del país registra un nivel de deserción de alumnos de primer año de las carreras de pregrado que está por sobre el promedio de los planteles, de acuerdo con un estudio realizado por el Sistema de Información de Educación Superior (Sies) del Ministerio de Educación (Mineduc).

El informe, sobre la retención, analizó la situación de los estudiantes de 58 recintos académicos públicos y privados en 2016, y detectó que el 22,1% de ellos abandona la enseñanza superior durante aquel primer período, mientras que el 77,9% permanecen en estas. Además, las estadísticas indican que del total de universidades, 28 de ellas tienen un nivel de deserción superior al promedio. El reporte no contempla los datos de las universidades de Aysén y O'Higgins, las que no tenían su matrícula activa.

Pese a estos datos, el análisis muestra que si se compara el promedio actual de deserción de los recintos educacionales superiores, se aprecia que esta ha mostrado una baja respecto de los últimos cinco años: pasó de un 25,4% en 2012 a un 22,1% actualmente.

Las universidades que tienen los más altos niveles de deserción son la de Ciencias de la Informática, con un 93,9%; la Arcis, que llega a un 61,8%, y la SEK, que tiene un 55,4%. En tanto, los planteles con menor abandono son la U. de Los Andes (11,3%), la U. Autónoma de Chile (12,6%) y U. Católica del Maule (12,9%) (ver infografía).

Para el académico de la Facultad de Educación de la Universidad Diego Portales, José Joaquín Brunner, el promedio de la deserción puede estar "alterado", pues hay recintos en crisis que han tenido una fuga de alumnos, como la Universidad Arcis.

"Ese porcentaje está estadísticamente distorsionado por las dos últimas universidades (Arcis e Iberoamericana), porque son instituciones que van a cerrar, por eso es importante hacer hincapié en eso. Pero al referirnos al porcentaje promedio nos damos cuenta de que no tiene cambios significativos", explica Brunner.

El académico añade que los resultados sobre la retención que logran las universidades, podría estar relacionado con la trayectoria escolar de quienes dejan sus carreras. "Demuestra que (las universidades) tienen una mayor dificultad para retener a sus alumnos. Esto se podría deber a que se trata de jóvenes con menores recursos y con una trayectoria escolar más débil, con bajos puntajes PSU", agrega Brunner.

Un diagnóstico similar tiene Juan Pablo Valenzuela, investigador del Centro de Investigación Avanzada en Educación (Ciae) de la U. de Chile, quien manifiesta que "por lo general estas universidades son de menor desempeño, y las tasas de deserción se pueden entender porque ingresan estudiantes más vulnerables, los que muchas veces tienen que irse para trabajar o muchos de ellos quieren irse a algunas instituciones de mayor prestigio".

Ernesto Treviño, director del Centro para la Transformación Educativa (Centre) de la U. Católica, asegura que los resultados también se podrían deber a la carencia de programas de acompañamiento para los nuevos pupilos. "Son universidades con mayor fragilidad en materia institucional, lo que quiere decir que no cuentan con programas de apoyo para sus estudiantes, ni con planes de seguimiento académico, lo que es fundamental para los primeros años universitarios", indica.

Los expertos aseguran que para revertir la situación debería existir apoyo académico del Estado. Al respecto, José Joaquín Brunner señala que "habría que revisar también el apoyo en materia académica, económica y social. En caso de que esto no suceda, se deberían hacer cargo".

Acreditación

Al considerar el factor de la acreditación o "sello de calidad" de las instituciones, se aprecia que las universidades que cuentan con esta certificación muestran porcentajes más bajos de deserción (21% en promedio). En cambio, un 43,7% de los estudiantes de primer año de las entidades que no tienen acreditación, abandonan.

Esto se evidencia con las tres universidades con mayor deserción, las cuales no están acreditadas por la Comisión Nacional de Acreditación, ente que realiza un análisis de la institución (financiero y administrativo), de los contenidos educativos y de la investigación para entregar esta denominación. Juan Pablo Valenzuela añade que esta realidad debería ser un indicador importante para que los alumnos decidan quedarse o emigrar a otra institución.