La población mundial envejece a una velocidad sin precedentes. Hoy el 8,5% de los habitantes del mundo tienen más de 65 años, cerca de 671 millones de personas, cifra que en 2050 representará el 17% (1.600 millones). Es lo que indica el informe An Aging World: 2015 (Un mundo que envejece: 2015), de la oficina de Censo de EE.UU. publicado el lunes.
Uno de los principales indicadores para graficar el envejecimiento, dice el documento, es considerar cuando ese grupo representa el 7% de la población, y pasa a ser el 14% para finalmente llegar a triplicarse (21%). Ese fenómeno en Francia tardó 157 años y para muchos países de Europa y de América del Norte, más de medio siglo. Así, por ejemplo, en Suecia tardó 125 años, en Australia 99 años y en EE.UU. tomará 89 años.
La excepción entre los países desarrollados es Japón, que dio ese salto en sólo 25 años, entre 1970 y 1995. Según el informe, Chile está entre los países que más rápido ha realizado este proceso. En sólo 42 años, desde 1999 a 2041, el país triplicará su población de tercera edad.
El fenómeno tiene varias razones. El explosivo aumento en la esperanza de vida es una. La esperanza de vida de un chileno que nació en 1910, alcanzaba los 26 años para los hombres, y 27 para las mujeres. Hoy, según datos de la Superintendencia de Pensiones y la Superintendencia de Valores y Seguros, las mujeres afiliadas al sistema de pensiones que cumplan 60 años y que estén en edad de jubilar, vivirán en promedio 91,09 años. En el caso de los hombres, el promedio es de 85,6 años.
Junto al alza de la esperanza de vida, Chile vivió un importante cambio en la disminución en la tasa global de fecundidad (TGF). En 1960 la TGF, es decir el promedio de hijos que tenía una mujer en su vida fértil era de 5,4. En 1980 pasó a 2,7 y en 1990 fue de 2,66 hijos. Para 2013 esa cifra fue 1,8.
Preocupaciones
¿Estamos preparados para ese acelerado fenómeno? El documento plantea dudas de si el desarrollo chileno podrá lidiar con esta rapidez.
Para Rosita Kornfeld, directora Ejecutiva del Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento UC (CEVE UC), el envejecimiento es un desafío incluso para los países desarrollados, y los recursos siempre son insuficientes. Sin embargo, resalta, Chile está bien preparado en comparación con otros países latinoamericanos. “Existe el Auge, tenemos un sistema de pensión solidaria y existe Senama, pero nos falta mucho en aspectos como transporte especiales para personas mayores, que exista atención primaria especializada y sobre todo, formación en geriatría y gerontología”.
Juan Carlos Larraechea, director del Instituto del Envejecimiento, dice que “claramente Chile no está preparado para asumir esta indiscutible realidad”.
Las políticas públicas están muy lejos de considerar el envejecimiento como una obligación social para el Estado, dice Larraechea. “Si a eso agregamos que el país parece estar detenido en lo que los economistas del desarrollo han denominado “la trampa de los ingresos medios”, la situación es más compleja aún. “No se avizora por ahora una mirada profunda de los cambios requeridos”
Lo anterior, agrega Larraechea, implica un gran pacto público y privado para mirar de frente el problema y sus proyecciones. “Se requiere una mirada amplia y transversal, y, por cierto una institucionalidad coordinada y eficiente para abordar con eficacia y de una vez la realidad de las personas mayores”.
Pero existe otro aspecto, dice Kornfeld, que muchas veces no se considera: el envejecimiento de la vejez. “Es el aspecto en el que se debería trabajar, porque es en ese momento donde existen muchas enfermedades crónicas y demencia, y es donde se requieren centros especializados en adultos mayores”.
Efectivamente, según cifras del INE, Chile no sólo envejece, sino que además experimenta una rápida alza en la población de 80 años y más. Hoy los octogenarios son 384.756 personas, y en cinco años crecerán 22%, pasando a ser 469.536 personas para 2020.