Ingeniero de Apple revela cómo se creó el primer iPhone: "estuvo a punto de ser cancelado"
En sólo dos semanas, Greg Christie logró convencer a Steve Jobs que su idea de un aparato pequeño, con pantalla táctil y con las funciones del iPod fuese una realidad, aunque en un momento "pudo irse todo a la basura".
Si el año pasado ya supimos los curiosos detalles de la presentación del primer iPhone, sólo faltaba conocer la otra mitad de la historia, que tiene que ver con su desarrollo y cómo el dispositivo llegó a ver la luz.
Para eso debemos remontarnos a 2005, cuando Steve Jobs aún no estaba satisfecho con el concepto del smartphone, y el proyecto "Purple" estuvo a punto de ser cancelado.
De acuerdo a Greg Christie, ingeniero de Apple, Jobs emitió un ultimátum: Si el aparato no estaba listo en dos semanas, todo se iría a la basura y con ello los dos años de arduo trabajo. Las ideas y el concepto en la teoría estaban presentes, pero en la práctica todo estuvo muy lejos de funcionar.
Así, en una carrera contra el reloj y las propias expectativas del fundador de la compañía, en pocos días se llegó al prototipo sin teclado físico, con pantalla táctil, las capacidades multimedia del iPod y la función de desbloqueo mediante deslizamiento, características comunes hoy, pero inverosímiles hace 10 años.
Para su presentación se improvisó un antiguo modelo de Mac para emular el procesador, y una pantalla táctil de plástico. Todo en una pequeña y hermética habitación donde pocos tuvieron la oportunidad de ingresar (ni siquiera los empleados de limpieza), y que sería el hogar del ingeniero por los próximos dos años, generando informes dos veces al mes para convencer a Jobs que su idea sería plasmada en "un aparato pequeño y revolucionario".
Finalmente, en la entrevista concedida a The Wall Street Journal, Greg Christie afirma que poco antes de la presentación final de 2007 se eliminó una de las funciones clave del sistema: mostrar el correo electrónico con la pantalla dividida, con el mensaje y el remitente. Jobs por suerte, lo consideró "una estupidez".
Fuente: The Wall Street Journal
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