Ingenieros de la planta nuclear de Fukushima trabajan desde anoche para inyectar nitrógeno en el recipiente de contención del reactor número uno.

Tepco, insistió que esta es una medida precautoria y que la posibilidad de otra explosión de hidrógeno como las que afectaron a dos reactores al inicio de la crisis era "extremadamente baja".

"Datos muestran que los reactores están en condición estable, pero aún no estamos fuera de peligro", dijo a los periodistas el secretario jefe del gabinete japonés, Yukio Edano.

Unos 6.000 metros cúbicos de nitrógeno gaseoso serán inyectados al reactor número 1 y la firma está preparando inyecciones de gas para los reactores número 2 y 3.

Ingenieros lograron detener ayer una filtración en el reactor número 2, pero aún necesitan verter 11,5 millones de litros de agua contaminada al océano por la falta de espacio de almacenamiento en la instalación. El agua marina fue usada para enfriar barras de combustible sobrecalentadas.

Los trabajadores siguen luchando por reiniciar las bombas de enfriamiento -que reciclan el agua- en los cuatro reactores dañados.

Hasta que estén arregladas, deben bombear agua desde fuera para evitar que los reactores se sobrecalienten y se provoque una fusión del núcleo.

Los vecinos de Japón, Corea del Sur y China, sin embargo, están preocupados por la contaminación radiactiva. El Ministerio de salud de China encontró rastros de radiactividad en espinacas en tres provincias chinas y medios surcoreanos han reportado temores sobre lluvia contaminada.

En Washington, legisladores demócratas plantearon la preocupación, frente a la crisis en Japón, sobre si los reguladores y la industria nuclear están haciendo lo suficiente para asegurarse de que los reactores estadounidenses puedan resistir un desastre de similares características.

La inquietud se concentró en una planta nuclear en Pensilvania que cuenta con el mismo diseño de reactor que la instalación en Fukushima.