Ingenieros de la UC crean los primeros microchips para grandes proyectos científicos
Pueden aplicarse en proyectos industriales o de Big Science, como se le llama en países desarrollados. Algunos serán usados en el Telescopio de Magallanes y el Gran Colisionador de Hadrones.
1. Grandes telescopios
Para obtener nítidas imágenes del espacio y de cuerpos que están a millones de años luz de distancia, los telescopios usan sensores de imágenes que deben trabajar a temperaturas de -110°C.
Por eso, un equipo liderado por Dani Guzmán, del Centro de Astroingeniería de la U. Católica, trabaja en la creación de un chip de criogenia suave, como se conoce la tecnología, para dotar a los telescopios de imágenes de alta resolución. "A temperaturas muy bajas, la electrónica se comporta de forma distinta. Por eso estamos desarrollando un microchip que funcione bien en frío", dice Guzmán.
Las primeras pruebas de este proyecto están programadas para fin de año y a finales de 2014 se probará en el Telescopio Gigante de Magallanes, que estará operativo a partir del año 2019 en el Observatorio Las Campanas.
2. Colisionador de Hadrones (LHC)
El Gran Colisionador de Hadrones es un experimento del Centro Europeo para la Investigación Nuclear (Cern) que busca reproducir las condiciones existentes después del Big Bang y cuyo fin es entender cómo se formó el Universo.
En uno de sus detectores, el Atlas, se probó en 2012 la existencia del bosón de Higgs o "partícula de Dios".
Un microchip para ese detector es la apuesta de académicos y estudiantes de la PUC. "Hoy se están haciendo actualizaciones para tener una mayor capacidad de colisión, con 10 veces más partículas e información que antes", dice Angel Abusleme, profesor de Ingeniería Eléctrica de la PUC.
Además, desarrollan otros dos microchips, uno de los cuales sería usado en el nuevo Colisionador Lineal Internacional de Hadrones. Su fin: permitir que uno de sus detectores capte una mayor cantidad de datos, no importando si es ruido o no. Algo que hoy no es posible.
3. Desastres naturales
El Laboratorio de Tecnologías Inalámbricas, dirigido por los profesores Christian Oberli y Marcelo Guarini, trabaja en la creación de microchips para la transmisión y recepción de datos que permitan anticipar desastres naturales, como terremotos, tsunamis o aluviones. "Los mismos sensores que antes estaban conectados con alambre que se cortaban o dañaban, ahora se comunican en forma inalámbrica y toda esa información llega a un computador", dice Guarini.
Así es posible conocer las vibraciones de un edificio con pequeños equipos que usan pilas tradicionales "y lograr envío de información sin límite", dice Guarini.
Hoy se está probando uno en La Parva, que mide constantemente temperatura y humedad. "Llevamos un mes de prueba, queremos ver cómo funcionan en zonas extremas. Los datos que recolectamos se transmiten vía celular a un laboratorio en Santiago".
4. Ciudades inteligentes
Los expertos también trabajan en la creación de chips que controlen semáforos o parquímetros.
En estos últimos trabaja Christian Oberli, quien explica que los parquímetros podrían tener un sensor que detecte los autos que hay estacionados y comunique esa información a un sitio en internet que las personas pueden consultar con sus smartphones para buscar estacionamientos libres en las inmediaciones.
El mismo tipo de chip podría servir para hacer observación remota de tráfico vehicular y congestión, comunicación entre vehículos, mejorar la seguridad de tránsito e incluso el monitoreo de predios agrícolas para pronóstico de plagas. "Para demostrar la nueva tecnología es necesario desarrollar prototipo de radios para las comunicaciones entre objetos. Esto implica diseñar y fabricar dos microchips, denominados Pillán y Prometeo, que conjuntamente implementarán la nueva radio", adelanta Oberli. El microchip Pillán será enviado a fabricación en septiembre de este año y Prometeo en noviembre, para iniciar los ensayos de esta tecnología entre febrero y mayo de 2014.
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