Un joven inglés de 25 años se recupera de una compleja operación  que tenía como fin curarlo de los ataques de hipo que sufría y con los que debió convivir tres años. Luego de recorrer múltiples especialistas y hacer caso a los consejos más exóticos, Christopher Sands dio con un médico japonés que diagnosticó que su problema era ocasionado por un tumor cerebral.

De regreso en su natal Inglaterra, los médicos decidieron extirpar el tumor con el objetivo de eliminar el hipo y prevenir daños mayores.

Según la madre de Sands, éste se recupera bien de la intervención, "aunque aún no ha conseguido el sueño normal y todavía tiene algunos pequeños episodios de hipo, poco a poco se va encontrando mejor. Ya no tiene que correr al baño con malestar cada vez que come algo", señaló.

Aunque la recuperación será larga, de hasta 18 meses, el joven inglés indica que la clave es mantener el optimismo en todo momento. "Hasta cuando me localizaron el tumor conservé la capacidad de reírme de mí mismo. Ese punto cómico me permitió ser feliz", indicó.

Sands sufrió el primer ataque de hipo, que duró dos semanas, en diciembre de 2006 y dos meses más tarde el hipo volvió para quedarse. En principio, los médicos pensaron que se trataba de un reflujo de ácido causado por un problema en una válvula del estómago y no le dieron mayor importancia, pero este problema sin causa aparente, según Sands, lo imposibilitó de comer, dormir, trabajar o conducir. "Me arruinó la vida" declaró el inglés.