La lombriz gigante de Palouse ha alcanzado la proporción de un mito en esta vasta región agrícola que va del oriente de Washington al brazo territorial de Idaho. Tan sólo su nombre evoca la imagen de un temible gusano sacado de una película.

Se dice que la lombriz secreta una aroma semejante al de los lirios, cuando se la toca; que escupe a sus depredadores, y que vive en túneles de hasta 4,5 metros de profundidad.

Los científicos esperan echar luz sobre el asunto en los próximos meses. Esto, pues varios investigadores recorren la región de Palouse con la esperanza de saber más sobre las lombrices gigantes

Los conservacionistas quieren también que el gobierno del presidente Barack Obama proteja a esta especie, al considerársele en peligro, pese a que se ha hecho muy poca investigación al respecto.

UNICA EVIDENCIA
La lombriz puede ser escurridiza, pero no hay duda de que existe, dijo Jodi Johnson Manyard, profesora de la Universidad de Idaho, quien encabeza la búsqueda de este animal. Para demostrarlo, sacó un tubo de ensayo que contiene los restos bien conservados de un gusano.

Uno de los estudiantes graduados de la clase de Johnson Maynard encontró este espécimen en el 2005, y se trata del único ejemplo confirmado de la especie.

La lombriz en el tubo de cristal mide unos 15 centímetros de longitud, mucho menos del metro que algunos observadores mencionaron al descubrir el gusano a fines del siglo XIX. Actividades de recolección documentada de la especie se han realizado sólo en 1978, 1988, 1990 y el 2005.

Los agricultores que trabajan la rica tierra de Palouse, un territorio de 0,81 millón de hectáreas, donde se siembra principalmente trigo, tienen también poca experiencia con esta lombriz.

Johnson Maynard y su equipo de cazalombrices trabajan este verano en una granja de investigación de la universidad, y utilizan tres métodos distintos para buscar una especie con vida.

Una involucra tan sólo el cavar un hoyo, la otra vierte una solución líquida para irritar a los gusanos, obligándolos a que salgan, y la tercera consiste en emitir electricidad para dar choques a los animales, también con el fin de que suban a la superficie.