Kazajistán acogía temprano este lunes las primeras conversaciones en un año entre rebeldes sirios y el gobierno del presidente Bashar Assad, a quien intentan derrocar. Se espera que el encuentro, mediado por Rusia, Turquía e Irán, se centre en la consolidación del frágil alto el fuego en vigor en el país desde el pasado 30 de diciembre.
La cumbre de Astaná, la capital de Kazajistán, supone además el inicio de un nuevo esfuerzo para poner fin a los seis años de guerra civil en Siria.
El enviado de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, está presente en un diálogo que, de tener éxito, derivaría en más conversaciones de carácter político en Ginebra en febrero.
El nuevo gobierno de Estados Unidos no está directamente implicado por "las demandas inmediatas de la transición", explicó el Departamento de Estado el sábado, pero Washington está representado por el embajador estadounidense en el país, George Krol, que acudió a la primera sesión celebrada en el lujoso Rixos President Hotel de la capital kazaja.
Representantes de las facciones rebeldes sirias encabezadas por Mohammad Alloush, del poderoso grupo Ejército del Islam, se sentaron a un lado de la enorme mesa redonda.
Enfrente se colocó la delegación de Damasco, con el embajador ante Naciones Unidas, Bashar Ja'afari, al frente. Estaban acompañados por delegados rusos, tucos e iraníes además de por De Mistura y el embajador de Estados Unidos.
Tras una breve ceremonia de apertura en la que intervino el ministro kazajo de Exteriores, Kairat Abdrakhmanov, la cumbre continuó a puerta cerrada.
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Foto: AFP.[/caption]
Las conversaciones son el último intento de alcanzar un acuerdo para poner fin a una guerra que, según la mayoría de las estimaciones, se cobró la vida de 400.000 personas desde marzo de 2011 y desplazó a más de la mitad de la población de sus casas.
Uno de las prioridades en la agenda es consolidar el alto el fuego forjado el mes pasado por Ankara y Moscú. La tregua, que excluye a grupos extremistas como Estado Islámico y la filial de Al Qaeda en Siria, redujo la violencia aunque los combates y las violaciones del pacto siguen en múltiples frentes.
El encuentro de Astaná es la primera vez en que representantes del gobierno de Damasco se sientan con una delegación de la oposición compuesta en su mayoría de facciones rebeldes.
En las conversaciones anteriores en Ginebra, el bando opositor estaba formado principalmente por políticos. En el último de esos encuentros, a principio de 2016, De Mistura tenía que cambiar continuamente de sala para reunirse con las dos partes, que no compartieron espacio.