El pasado 15 de mayo, los cinco candidatos de los principales partidos políticos del continente a la presidencia de la Comisión Europea protagonizaron el primer debate televisado de la historia previo a las elecciones de hoy al Parlamento Europeo (PE), donde se prevé un importante avance de los partidos euroescépticos y de movimientos nacionalistas que tienen un fuerte discurso antiinmigración. Emitido desde Bruselas a una veintena de países, la cita fue dominada por el tema de la inmigración. Jean-Claude Juncker (Partido Popular Europeo), Martin Schulz (Partido Socialista Europeo) y Guy Verhofstadt (Alianza de los Liberales y Demócratas) señalaron la necesidad de desarrollar una política de inmigración común en el bloque de 28 países. En tanto, Ska Keller (Verdes Europeos) y Alexis Tsipras (Izquierda Europea) fueron los más críticos con las políticas actuales, pues según el político griego "han convertido al Mediterráneo en un cementerio".
Sami Nair, uno de los más influyentes especialistas europeos en cuestiones de inmigración, también es tajante sobre el tema. "Es un gran problema para la Unión Europea (UE) y un ejemplo de la falta de unidad en Europa", dice el pensador francés de origen argelino, quien sostiene que en este ámbito no se ha conseguido una política de unidad "porque existen intereses diferentes". En ese sentido, Nair dice que son los países de la UE los que se deben "poner de acuerdo", pues "Bruselas es impotente ante esta situación".
Sin embargo, el bloque se ha esforzado en establecer un enfoque equilibrado para abordar la migración legal y luchar contra la ilegal. En esa línea, el Parlamento Europeo aprobó en 2009 una resolución sobre el Programa de Estocolmo, en la que instaba a que las políticas relativas a la "integración, inmigración y asilo" se basaran en el "pleno respeto a los derechos fundamentales". Pero el propio director adjunto de la agencia europea de control de fronteras (Frontex), Gil Arias, reconoce las trabas que los gobiernos plantean a los intentos de Bruselas para elaborar una política común. "Existe una cierta hipocresía en la sociedad europea y las sensibilidades se suscitan sólo cuando suceden tragedias", afirma Arias.
Mientras, la presión migratoria sobre las fronteras de la UE sigue al alza. El número de personas detectadas en las fronteras de manera irregular fue de 42.000 entre enero y abril de este año, el triple de lo registrado en el mismo período de 2013. Según el reporte de Análisis de Riesgo Anual 2014 de Frontex, los inmigrantes interceptados aumentaron de unos 72.500 a 107.000 entre 2012 y 2013, lo que representa un alza anual de un 48%.
Y el tema se hace sentir en la opinión pública europea. Un sondeo del Centro Pew Research realizado entre marzo y abril en siete países europeos reveló que la mayoría de la población en Grecia (86%), Italia (80%), Francia (57%) y Reino Unido (55%) quiere menos inmigrantes en sus países. Mientras que en España (47%), Alemania (44%) y Polonia (40%) existe más división. La encuesta apunta a que las preocupaciones sobre la inmigración son tanto de carácter económico como cultural y destaca que son muchos los que piensan que los inmigrantes no quieren adoptar las costumbres de sus países o les quitan los trabajos.
"La inmigración es un tema permanente en las elecciones para el Parlamento Europeo", explica a La Tercera Marcel H. van Herpen, director de la Fundación Cicero, un think tank con base en Holanda y Francia. De cara a estos comicios, este sociólogo holandés vaticina que los partidos que se beneficiarán del sentimiento antiinmigrante son "los que hacen de las políticas contra la inmigración su tema central". Aunque el PVV holandés (Partido para la Libertad) del populista Geert Wilders sufrió un revés el jueves en las elecciones al PE, el Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), confirmó su avance al asestar un duro golpe a los conservadores en las locales británicas. En los comicios de hoy está por verse si siguen por esta senda el Frente Nacional francés, además del FPÖ austríaco y otros partidos antiinmigración, como los Verdaderos Fineses en Finlandia y el Vlaams Belang (Interés Flamenco) en Bélgica.