A la investigación penal que lleva la Fiscalía Centro Norte sobre una presunta red de falsificadores de escrituras públicas se suma una nueva arista. Se trata de una demanda civil ingresada el 28 de mayo de 2013 en contra del Conservador de Bienes Raíces de Santiago por $ 223 millones y que hoy se encuentra en pleno proceso probatorio. La razón: inscribir a través de una escritura fraudulenta una propiedad a nombre de una persona que luego se detectó que nunca fue dueña de dicho inmueble.
De acuerdo a la demanda interpuesta por Contémpora -una empresa dedicada a la entrega de créditos hipotecarios-, se acusa a los conservadores de Bienes Raíces Luis Maldonado, Edmundo Rojas y Kamel Saquel de un actuar negligente. Según el texto, "el conservador al inscribir un inmueble ni siquiera se dio el trabajo de verificar que se tratara de una propiedad ubicada en la misma comuna, con la cual se habría evitado dar la apariencia de propietario a un sujeto que nunca lo fue".
La empresa, detalla la acción judicial, luego de recibir la inscripción de la propiedad en base a certificados realizados por el conservador, entregó un crédito a esta persona que habría falsificado los títulos del inmueble. Luego, Contémpora -sin tener el conocimiento de la escritura fraudulenta- cedió el crédito a una compañía de seguros, la que se adjudicó la propiedad por el no pago de la deuda.
Tras quedar en evidencia que era otra la persona dueña de la propiedad, la compañía de seguros demandó por $ 223 millones a Contémpora, debido a que le cedió un crédito de una propiedad inscrita de forma fraudulenta. Contémpora fue condenada a pagar ese monto y de paso demandó al Conservador de Bienes Raíces por la suma que fue sentenciada a pagar a la empresa de seguros.
Maldonado responde
"Niego la responsabilidad (civil), porque fuimos engañados por un fraude, por una mafia que se concertó para hacer estas falsificaciones, son grupos de personas que se han coludido para hacer estas falsificaciones en el Archivo Judicial de Santiago o en alguna notaría y que llega aquí al conservador".
Con estas palabras, Luis Maldonado se defiende no sólo ante la demanda interpuesta por Contémpora, sino que también -detalla- por otras tres acciones judiciales en su contra debido a casos similares de documentos falsos que certificó.
"La inscribimos porque nos daba plena fe de que estaba bien hecha la escritura y que era una copia autorizada del archivo", explica.
En 2005, dice, empezaron a descubrir las adulteraciones de documentos que llegaban con las firmas del Archivero de Santiago. "Desde entonces, cada escritura que llega de una compraventa de cualquier notaría de Chile, le mandamos un mail al notario informándole que ingresó con un número de repertorio. Así, cuando los notarios encuentran una escritura que no es de ellos, nos avisan, nosotros revisamos la escritura, vemos si es falsa, la rechazamos y hacemos la denuncia a la fiscalía", asegura.
Medidas de seguridad
Cuenta que con el objetivo de evitar estas adulteraciones -al igual que en el Archivo Judicial- se implantaron ciertas medidas de seguridad.
Así, sostuvo que todas las escrituras manuscritas entre los años 50 y 70 que ingresan actualmente al conservador se digitalizan. Además, cuentan con dos peritos caligráficos que revisan las inscripciones y 36 cámaras de seguridad. "Los libros entre los años 33 y 71 los sacamos de circulación y los guardamos en bóveda, ahora sólo se pueden ver en una pantalla", dice.