Insectos inspiran creación de nueva tecnología en aviones sin piloto
Los expertos elaboraron un sistema de visión que permite que los aviones tengan la misma ventaja que los insectos: una imagen fija del cielo y el horizonte.
Científicos australianos desarrollaron una nueva tecnología para permitir que los aviones sin piloto determinen con exactitud su dirección y orientación respecto del terreno, imitando para ello la manera en que se orientan los insectos.
La innovadora tecnología, fruto de las investigaciones realizadas por el Vision Centre y el Brain Institute de la Universidad de Queensland, apunta a mejorar la navegación, las características del vuelo y la seguridad de aviones civiles y militares, además de los "drones" sin piloto.
Los investigadores elaboraron un sistema de visión que ofrece a los aparatos la misma ventaja de la que gozan los insectos: una imagen fija del cielo y el horizonte.
"Si se observa un insecto en vuelo, se nota que la cabeza permanece derecha incluso cuando el cuerpo gira, una cualidad que les permite mantener una imagen estable del horizonte y del cielo, y por lo tanto determinar la dirección del vuelo", explicó Richard Moore, responsable de la investigación, en la Conferencia Australiana de Robótica y Automatismo.
En el nuevo sistema el avión utiliza dos lentes tipo "ojo de pez back to back" para capturar una visión en gran angular del ambiente.
Las imágenes de las regiones del cielo y del terreno son separadas después usando informaciones como la luminosidad y las combinaciones de colores.
La orientación de las regiones del cielo y del terreno permite al avión determinar sus ángulos de balanceo e inclinación con respecto al horizonte.
Por lo tanto, el avión puede generar una imagen panorámica del horizonte y utilizarla como referencia.
De este modo le resulta posible determinar su dirección continuamente durante el vuelo, produciendo un panorama instantáneo del horizonte y comparándolo con la imagen de referencia.
Los aviones sin piloto, o "Unmanned Aerial Vehicles" (UAV), son usados para rociar con agroquímicos las cosechas, para monitorear los incendios forestales, controlar el florecimiento de las algas en el mar y el crecimiento de las plantaciones, además de su papel más conocido en materia de defensa, recordó Moore.
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