Férrea y minuciosa ha sido la labor de los encargados de la seguridad en el US Open, torneo donde aún siguen en carrera los chilenos Fernando González y Paul Capdeville, tanto así que los hinchas no pueden ingresar a las instalaciones de Flushing Meadows portando una raqueta de tenis.
Está claro que los tenistas se rigen por un reglamento distinto, y pueden ingresar con sus raquetas, pero los fanáticos tienen una larga lista de reglas impuestas por la organización del último Grand Slam de la temporada.
Raquetas, bolsos, botellas, latas, bebidas alcohólicas, cámaras de video profesional, computadores y banderas se incluyen en el largo listado de prohibiciones del certamen, que también impide ingresar al complejo con alimentos, a no ser que se presente un recete médica que acredite una dieta especial.
Así, todos los asistentes al Grand Slam son recibidos por una "pared" de funcionarios vestidos de amarillo que revisan las bolsas y carteras de los asistentes, sin excepción, aunque hay que destacar que lo hacen sin tocar nada y pidiéndole al público que muestren lo que llevan, para después dejarlos pasar.
De todos modos hay que puntualizar que las bolsas con medidas superiores a 30 centímetros de largo y ancho, no están permitidas. Aunque la explicación de esta última medida es entendible, ya que cualquier paquete mayor a ese tamaño atascaría los asientos del estadio Arthur Ashe o Louis Armstrong.
Si se sorprende a algún fanático con un paquete mayor a las dimensiones especificadas, podrá llevarla de vuelta a su auto, o si prefiere dejarlo en una custodia de la organización, con un costo de US$ 5 por día.
Finalmente destacan las intensas revisiones que la Policía de New York le realiza a los autos antes de ingresar a los estacionamientos en Flushing Meadows, buscando objetos sospechosos. Para ello, utilizan espejos para mirar completamente las carrocerías de los autos, incluso por debajo, tratando de evitar al máximo algún tipo de eventual atentado.