Son las 3 de la tarde en la capital de la Primera Región y en el interior del Cavancha, situado en la Avenida Arturo Prat, en plena costanera, los trabajos no cesan. Faltan menos de 24 horas para que el recinto iquiqueño se enfrente a su inspección final -en la que tomarán parte, desde las 10 de la mañana de hoy, responsables de Estadio Seguro, altos cargos de Carabineros y personal de la Gobernación- y el ir y venir de los operarios es constante. El reducto debe estar en perfectas condiciones para poder albergar el duelo del domingo entre Iquique y la UC, pero es una atmósfera de calma la que domina las labores.
La bonita fachada principal, construida en piedra y madera, que recuerda ligeramente a la de las fortificaciones medievales, es la única parte que se conserva inalterable, ajena al paso del tiempo, tal y como era en 1933, cuando el Cavancha fue inaugurado para albergar sus primeros partidos de fútbol.
En el interior, la historia es muy distinta. Mientras en el hall principal algunos trabajadores se obstinan en dar la última mano de pintura a los elevados techos, en el segundo piso, un nuevo espacio está naciendo. Se trata de la sala de prensa, uno de los requisitos exigidos en las últimas reuniones para poder albergar un duelo como el del domingo. La diáfana sala, en cuya puesta a punto trabajan ahora tres operarios, era el antiguo lugar de reunión de los dirigentes históricos, pero la modernidad es la modernidad, y si lo que está en juego es poder actuar como local en el partido más importante del año, no hay lugar para los sentimentalismos.
En el interior se aprecian también modificaciones, construcciones realizadas ex profeso para el partido ante la UC. Cuatro nuevas cabinas de prensa -dos a cada uno de los lados de la tribuna Pacífico- y un segundo túnel de camarines, para permitir que los protagonistas puedan saltar a la cancha de manera separada. Los camarines, por cierto, tampoco son cómo eran hace apenas tres meses, cuando la entidad celeste decidió rehabilitar el antiguo estadio luego de la demolición por fallas estructurales del Tierra de Campeones.
Tras la visita de la U por Copa Chile, el 21 de septiembre, los contenedores de acero que hacían las veces de camarines -y que no podemos visitar por dentro, al encontrarse en pleno desarrollo las labores de limpieza- fueron refaccionados, revestidos de madera y rematados con la instalación de aire acondicionado. Una gran pérgola blanca, también nueva, domina el sector, adyacente a unas dependencias anexas que hasta hace poco daban cobijo a llamas y alpacas.
Pero no son estos últimos los únicos animales que cohabitaban o cohabitan con los futbolistas profesionales en Cavancha. En el sector norte, a escasos metros del acceso a un condominio con vistas privilegiadas, también anexo al estadio, se halla el centro de rescate de lobos marinos.
La tribuna tipo mecano del sector Andes completa el escenario, que no cuenta con gradas tras ninguno de los arcos ni tampoco con estacionamiento.
El pasto, por su parte, trasladado directamente desde el Tierra de Campeones, se encuentra en buenas condiciones pese a las dificultades lógicas de conservación en un entorno tan árido. Era uno de los principales motivos de controversia, pero aunque no se trata de una inmaculada alfombra verde ("esto antes era un potrero, después fue un hipódromo y hasta hace poco pura champa", recuerda uno de los encargados), sí que cumple a simple vista -y en el contacto del zapato sobre el césped- las condiciones mínimas para jugar.
Con el aforo más pequeño de Primera -2400 espectadores, probablemente menos por motivos de seguridad- pero con toda la mística intacta que le confieren seis décadas de fútbol, Cavancha sueña con ser testigo privilegiado de un partido histórico.