Con el fin de registrar la mayor cantidad de datos posibles del fondo marino de las zonas de ruptura de los últimos terremotos ocurridos en Arica y Tocopilla, se instalaron sismógrafos submarinos, con una distancia promedio de 20 a 30 kilómetros entre sí.
Los sismógrafos instalados a 5.000 mil metros de profundidad, por expertos del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, con la colaboración de profesionales de Instituto de Kiel de Alemania y la Armada de Chile, podrán incluso aportar imágenes en 3D del subsuelo marino, siendo un gran aporte para la ciencia, ligada al estudio sismológico.
Eduardo Contreras, profesor del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, señaló que "agradecemos la labor de la Armada en la instalación de los sismógrafos, ya que hizo el trabajo más rápido de lo presupuestado inicialmente. La grúa y los ganchos usados fueron vitales en la precisión para sumergir las máquinas".
A través del buque Patrullero Oceánico "Comandante Toro", la Armada fue la encargada de trasladar los equipos, el personal técnico, y apoyar en las maniobras de fondeo para dejar operativos los sismógrafos marinos.
La actividad se desarrolló durante tres días y consideró la instalación de cuatro a cinco instrumentos por día, que permanecerán un año en el fondo del mar y comenzarán a registrar información de manera inmediata.
Por su parte, el director del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada, Contraalmirante Patricio Carrasco, destacó la diversidad de información que reunieron estos instrumentos, permitiendo conocer cómo y de qué forma se generan los terremotos submarinos, permitiendo además saber cuáles son las zonas de ruptura del último terremoto del 2 de abril de este año.
Los instrumentos proveerán una data muy relevante para el Centro Sismológico Nacional (CSN), frente a las costas de Chile.