El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, instó a esquivar las "fórmulas extremas" en el debate para revisar la política antidrogas en las Américas, algo con lo que coincidió el secretario de Estado de EEUU para Antinarcóticos, William Brownfield.

Insulza consideró que, en el debate que quedó inaugurado este mes en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) de Antigua (Guatemala), es necesario fijarse en el desarrollo de las primeras experiencias de legalización en el continente, como la de la marihuana en los estados de Washington y Colorado en EEUU. 

"Prefiero, en este momento, que sigamos observando estas experiencias y viendo lo que ocurre con ellas, y no intentemos forzar algo para toda la sociedad" del continente, dijo Insulza en una conferencia en el centro de estudios Wilson Center.

"Si tratamos de forzar fórmulas extremas, vamos a tener mucha gente en contra de ello, y no vamos a conseguir el consenso mínimo", destacó. 

En el mismo sentido se pronunció Brownfield, que definió los dos extremos como el del "partidario extremo de la prohibición" de los estupefacientes y el de la "legalización extrema, que argumenta que todos los problemas se esfumarán si legalizamos las drogas".

"Sugiero que encontremos una solución en algún punto entre esos dos extremos", señaló Brownfield en la misma conferencia. 

El funcionario estadounidense consideró, además, que "la ciencia", y no la "esperanza", es lo que debe guiar el debate. 

"Si vamos a tener un debate sobre cómo cambiar cosas que han estado amparadas en la ley, los que proponen los cambios tienen la obligación de decir: ésta es la razón por la que creemos que sería mejor, y ésta es la base científica que está detrás de ello", dijo.

"La mayoría en este debate hace eso, pero algunos, que no nombraré, se inclinan un poco más hacia lo centrado en las aspiraciones que hacia lo analítico", agregó.

Brownfield confió también en que el debate "llegue a una conclusión sin tener que cambiar fundamentalmente las convenciones" internacionales, como la Convención sobre Narcóticos de la ONU, que prohíbe las drogas, porque "nos llevó 40 años negociarlas y esperar otros 40 para una nueva convención es demasiado tiempo".

El informe de la OEA sobre las drogas, presentado por Insulza en mayo y definido hoy por Brownfield como "uno de los documentos más detallados y provocativos" que ha leído, pide poner más énfasis en el tratamiento de la adicción en las políticas antidrogas.

Brownfield advirtió, no obstante, que "si ignoramos algún enlace de la cadena, los que quieren hacer mal se aprovecharán de ese agujero en la cadena", por lo que no hay que olvidar las políticas de seguridad.

Pidió, por tanto, un debate "práctico y moderado" en el que no podrá haber "soluciones instantáneas" y se necesitará "paciencia, flexibilidad, visión a largo plazo y voluntad de ajustarse".

Insulza coincidió en que el debate llevará tiempo, aunque les pese a quienes "asumieron que la Asamblea General fue un fracaso porque no proclamamos la legalización de nada".

"Hay que seguir trabajando en la política de salud pública, en el aumento de capacidad institucional y en la lucha contra fenómenos como el lavado de dinero", consideró.

Los cancilleres del continente acordaron en Antigua celebrar una asamblea general extraordinaria en 2014 para definir acciones en el periodo 2016-2020.