Los reiterados cuestionamientos al Servicio Nacional de Menores (Sename) han tenido consecuencias que van más allá de lo político. Su impacto también ha trascendido al área técnica, que compete directamente a los niños, niñas y adolescentes vulnerables que atiende este organismo. Así lo aseguran expertos y el propio servicio, tomando como referencia los últimos resultados de las licitaciones para el cuidado de estos menores.
En el último proceso sobre programas de residencias, que consiste en proporcionar alojamiento, alimentación y recreación, quedó en evidencia el bajo interés de participar en los organismos colaboradores (personas jurídicas y naturales que están al cuidado de menores y que son subvencionadas por el servicio).
Según los antecedentes del Sename, los cuales están publicados en su página web, de un total de 76 programas licitados para proyectos este año -equivalente a 2.116 niños a atender- solo 18 fueron adjudicados, lo que representa un 24%. Es decir, de 2.116 menores que podrían haber sido beneficiados, solo 496 lo serán. Este escenario, según las fundaciones consultadas, se explicaría, entre otros motivos, por los constantes cuestionamientos a las condiciones de las residencias de esta red.
Las críticas se agudizaron desde el caso de Lissette Villa, la niña de 11 años quien falleció en abril de 2016 en el centro Galvarino.
Desde el Sename explicaron que "desde 2016 se actualizaron las orientaciones técnicas para las residencias de protección, como parte del mejoramiento continuo que se brinda a los niños, niñas y adolescentes que son atendidos en dichos centros. Por ejemplo, se hicieron precisiones que, anteriormente, no estaban explícitas sobre los procesos de intervención que deben realizar, el tipo de jornada que deben tener quienes ejercen algunos cargos, los reemplazos para fines de semana y feriados, etc., con el fin de optimizar la atención otorgada a los niños residentes".
También explicaron que cuando una residencia está en funcionamiento y corresponde realizar una licitación, si no existen interesados o las propuestas son inadmisibles, ese centro puede continuar funcionando con una "resolución de urgencia", que tiene como fin dar continuidad a la atención de los niños mientras se realiza una nueva licitación.
Sin embargo, también hay otra lectura sobre por qué hubo más licitaciones desiertas que adjudicadas. Para el servicio, "efectivamente en los últimos procesos han existido menos postulantes, lo que puede obedecer a diversas razones. Entre ellas, está el cuestionamiento público al sistema residencial durante el último año, lo que ha hecho que varios organismos colaboradores estén cerrando estos centros y solo sigan ejecutando programas ambulatorios".
De acuerdo con el desglose de las cifras, de los 76 programas licitados, 27 no contaron con ninguna postulación, diez se declararon inadmisibles y 21 no cumplieron con las medidas exigidas. Para el Sename, una de las razones para la falta de interés en participar también se explica por "la realidad de los distintos organismos colaboradores, que es muy diversa, y también influye la región donde funcionan los proyectos. Por ejemplo, en Aysén no hubo interesados en mantener una residencia y por ello el Sename está solicitando los recursos para contar con un centro de administración directa".
Razones del fenómeno
Para los organismos colaboradores, el poco interés en postular a a estas licitaciones está radicado, además, en el bajo costo de la subvención que les entrega el Sename. De acuerdo a la norma con que se rigen estos convenios, el servicio entrega solo una parte del dinero con el cual el privado debe operar.
Alejandra Riveros, directora de Estudios y Políticas Públicas de la Fundación S.O.S., explicó que "Residencias es el programa más caro de administrar. Es el programa con más riesgos potenciales para los niños, de mucha responsabilidad. Los costos fijos son altos y constantes y se requiere de mucha especialización y no se logra con los recursos de la subvención. El Estado exige, pero no ha valorizado en unidades de subvención". Agregó que "la complejidad de los niños es muy alta, entonces si no puedes hacerlo bien, mejor dejar de atender a este grupo. Contra todo lo que se diga, la subvención actual es menos de un tercio de lo que se debe gastar".
En esa misma línea, Cristián Grez, director del Pequeño Cottolengo de Rancagua, dijo que "la mayoría de los organismos colaboradores reciben una subvención del Sename que cubra el 20% o 25% de sus gastos, por lo que hay una dependencia mucho mayor de ellos con los organismos que al revés".
Una de las instituciones que no postuló a estos programas de residencia del Sename fue la Fundación Ciudad del Niño. "No es posible hacerlo en las condiciones actuales", explicó Edmundo Crespo, gerente general de la entidad, quien argumentó que el bajo interés en ganar estas licitaciones radica en que "el sector infancia vive una profunda crisis, donde las instituciones colaboradoras enfrentan serios problemas por el no pago por Sename de las atenciones prestadas a los niños y sus familias (...) Si a lo anterior se agrega el incumplimiento en los pagos, las exigencias técnicas se incrementan sin su correlato en la subvención. Eso hace imposible asumir nuevos programas".
Por otro lado, la Fundación Regazo fue uno de los organismos que no obtuvo la adjudicación del programa, pues su postulación fue rechazada. El director ejecutivo de la organización, Rolando Mancilla, sostuvo que "antes de la citada licitación hubo un compromiso de Sename por considerar nuestro trabajo de colaboración. Esto, ante la finalización del proyecto CEP Regacito en diciembre del año 2016". Añadió que "tomando en cuenta nuestra infraestructura capaz de albergar a 120 niños y niñas, se solicitó la consideración de establecer, en el marco de la licitación, un proyecto residencial para mínimo 60 preescolares de ambos sexos. Ante esta solicitud, que hace eco del complejo escenario por el cual atraviesa todo el sistema de protección infantil, Sename simplemente fue categórico en no considerarla como alternativa para la colaboración".
Sin embargo, Mancilla agregó que "como organización solidaria estamos abiertos al diálogo (...) Es absurdo pensar que no hay interés nuestro en seguir trabajando como co-garantes de los derechos de los niños y niñas en Chile".
Desde el Sename explicaron que la subvención está fijada por la Ley 20.032, donde se fija un rango, dependiendo del programa, para la entrega de las subvenciones. Además, señalaron que los organismos colaboradores están experimentando una baja en la inversión de privados (empresas o personas naturales) en los centros, por que se estarían quedando sin aportes de terceros que vayan en beneficios de los menores.
"Para mantener las residencias, los organismos colaboradores requieren de socios y donaciones, ya que la subvención fijada por ley cubre solamente una parte de lo requerido. De acuerdo a lo que han manifestado algunos organismos, están disminuyendo los aportes privados -lo que también puede asociarse al cuestionamiento público- y esto impacta en la viabilidad de esos proyectos. En cambio, en el sistema ambulatorio la transferencia de recursos públicos vía subvenciones alcanza a cubrir el costo completo, lo que aumenta el interés de los organismos públicos en participar en esas licitaciones", dijeron desde el servicio.