"El 18 de julio de 1994, aproximadamente a las 9.53, una camioneta Renault Trafic, conducida por Ibrahim Husein Berro (miembro activo del grupo libanés Hezbollah), cargada con una cantidad estimada entre 300 y 400 kilos (de explosivos), explotó contra el frente del edificio de la calle Pasteur 633 de Buenos Aires, donde tenía su sede la Asociación Mutual Israelita Argentina (Amia)". El atentado dejó un saldo de 85 personas fallecidas, convirtiéndose en uno de los peores atentados terroristas del continente.
Así comienza el dictamen que, a fines de mayo, emitió el fiscal argentino a cargo de la investigación, Alberto Nisman, en que revela los resultados de su investigación. En el documento de 502 páginas, al que tuvo acceso La Tercera, concluye que el atentado fue ordenado por el gobierno de Irán de la época y ejecutado por Hezbollah. Indica, además, que la investigación no fue contra la religión islámica, sino contra personas que perpetraron actos terroristas.
Nisman también ofició para que una copia del dossier fuera distribuida en los países de la región, ya que, estima, la infiltración de agentes de Irán y de Hezbollah -para llevar a cabo el atentado de 1994- "supone la posibilidad de que en (estos países) las estructuras de infiltración se encuentren instaladas o en desarrollo, lo cual impone la necesidad de hacer saber a cada una de las autoridades competentes las conclusiones a las que arribó esta Unidad Fiscal de Investigación". En Chile, el dictamen llegó a medidos de año a la Corte Suprema, la que tras dar curso a este exhorto lo remitió a Interior. Desde esa cartera se indicó que "la documentación fue recibida en el Ministerio del Interior y Seguridad Pública y derivada a la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI)". El documento también llegó a la PDI.
La información relativa a Chile va de la mano con los nexos que en este país habría establecido Mohsen Rabbani, sindicado como uno de los orquestadores del atentado y quien se radicó en Argentina en 1983, por "una representación comercial vinculada al negocio de la carne y sheik de la mezquita At Tahuíd de Buenos Aires". Rabbani, quien es sindicado como "agente iraní" en el fallo y tiene una orden de captura internacional por este atentado, "realizó una incesante labor para difundir los lineamientos más extremistas de la revolución islámica, lo cual, en definitiva, le permitió no sólo ocultar el armado y desarrollo de una estación de inteligencia en suelo argentino, sino también coordinar y articular la política de exportación de la revolución en la región". En 2007, Rabbani apareció nuevamente en escena, cuando se dio a conocer un plan para atenta contra el aeropuerto John F. Kennedy, en N. York. Por esto fue condenado en EE.UU. Abdul Kadir, "discípulo" de Rabbani.
RABBANI EN CHILE
Nisman dedicó 11 páginas de su fallo a analizar los pasos de Rabbani en Chile. De acuerdo al texto, éste ingresó en siete oportunidades al país, entre 1992 y 1997, usando en cada oportunidad un pasaporte distinto. El escrito indica, igualmente, que si bien tenía participaciones en actos públicos, "estableció una estrecha relación con la comunidad chiita, con el conocido y formal propósito de organizarla para, en los hechos, intentar captar adeptos a los que instruir para inculcarles los principios radicales de la revolución iraní que él representaba".
En el dictamen, Nisman menciona dos centros nacionales con los que Rabbani tuvo cercanía, aprovechando su calidad de sheik de la región, además de la dependencia económica de estos lugares con Argentina. Asimismo, nombra a tres ciudadanos chilenos, quienes tuvieron formación chiita en el extranjero y fueron seguidores de Rabbani. Uno de ellos fue su "discípulo" y los otros dos "adoctrinados", asegura.
Recalca que uno de ellos estuvo en 2006 en Irán, en un lugar al que sólo pueden acceder personas cercanas al régimen.
El escrito también sostiene que uno de los lugares con los que Rabbani tuvo contacto en el país habría sido creado gracias al financiamiento de un activo miembro de Hezbollah radicado en la triple frontera de Paraguay, Brasil y Argentina. Fuentes ligadas al caso afirman que los organismos de inteligencia en el país están analizando el documento, en los que se hace hincapié en la necesidad de continuar analizando la investigación sobre este caso.