Invitado por el ministro de Cultura de Venezuela, Fernando Rosas conoció en 1991 el programa de orquestas juveniles de ese país. De regreso a Chile, impulsa junto al Mineduc el Programa Nacional de Creación y Apoyo a las Orquestas Sinfónicas Juveniles, que permitió la capacitación de profesores y directores de distintas regiones, además de la formación de orquestas. Era 1992 y el panorama obligaba a plantearse una iniciativa al respecto: sólo nueve ensambles existían a nivel nacional. Y así es como, en 1994, Rosas forma la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, con ejecutantes entre 15 y 24 años.
Siete años se conmemoraron ayer de la muerte de quien fuera director titular de esta orquesta hasta 2001, año en que además formó la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles. Sus programas de apoyo han hecho crecer de manera importante el número de bandas en Chile: hoy se cuentan más de 400 conjuntos activos y cerca de 12 mil niños participantes.
La Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, donde se agrupan algunos de los mejores instrumentistas del país, realizará dos conciertos para homenajear al músico. La primera presentación se llevará a cabo hoy, en la Iglesia La Merced, a las 19.30 horas. En tanto, el escenario del Centro Cultural de Carabineros recibirá la segunda fecha el miércoles, a la misma hora. Ambas presentaciones contarán con la conducción del director titular de la orquesta, José Luis Domínguez.
En la cita se estrenará la obra Réquiem para Fernando Rosas, compuesta por Domínguez a partir de textos del homenajeado. "Hace muchos años venía pensando en cómo rendirle un homenaje a don Fernando", dice el director. "Lo conversamos muchas veces con Claudio Pavez, subdirector de la Fundación de Orquestas Juveniles. Sentíamos que el vacío que había dejado era muy grande y hasta se me pasó por la cabeza construir una suerte de busto en su honor o ponerle su nombre a una calle o una plaza. Hasta pensamos en reunir a la vieja orquesta que él formó en 1992. Finalmente, llegué a este réquiem".
La obra, escrita en latín, contó con las colaboraciones de Verónica Fuentes, en la traducción, y los textos de Alvaro Gallegos, periodista y crítico de radio Beethoven. La pieza es la segunda composición de Domínguez, quien debutó en la creación con la música para el ballet El Zorro. Su autor la define como una suma de géneros" que transita por diferentes estilos. El programa lo completarán obras de Haendel, Schubert, Leng y Tchaikovsky, bajo la batuta de Paolo Bortolameolli.
Ganador del Premio Nacional de Música, Fernando Rosas fue clave para la difusión de la música clásica en Chile. Además de su aporte a la formación de orquestas juveniles, presidió la Fundación Beethoven, fundó el departamento de música de la UCV y creó la Orquesta de Cámara de Chile.
"El era amigo de mi padre. Yo crecí en La Serena y lo veía una vez al año", recuerda Domínguez. "Una vez, siendo yo un cabro chico que tocaba el violín, me invitó a tocar a una orquesta de músicos profesionales. Fue increíble. Jamás lo vi enojarse y, por el contrario, siempre tenía una palabra de aliento, de ayuda, de seguir para adelante. Yo, por el contrario, cuando joven quizás tenía un ego demasiado alto, pero él tuvo la suficiente grandeza de ánimo para ponerme en mi lugar y decirme por dónde ir".
También, en el marco de las conmemoraciones de su fallecimiento, se rebautizará la sala de ensayo de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles como Salón Fernando Rosas.