En el Perú de los 80, durante la primera presidencia de Alan García, Inti Briones accedió a una copia en betamax de El chacal de Nahueltoro (1969), filme que para el futuro fotógrafo era más bien un un mensaje, un mensaje proveniente de un país cercano. "Nací y crecí en Perú, de padre peruano y madre chilena. Pero ya en mi adolescencia quería conocer el país donde estaba la otra mitad de mi familia", cuenta Briones, uno de los directores de fotografía más brillantes del cine chileno reciente.
Hijo del profesor de física Marco Antonio Briones y de la conocida antropóloga Sybila Arredondo (viuda del escritor peruano José María Arguedas), Inti Briones pasó la primera mitad de su vida en Lima y en 1990 llegó a Chile, motivado por un taller que realizaba Héctor Ríos, el director de fotografía de El chacal de Nahueltoro. "Ya había estudiado cine en Perú, pero la posibilidad de acceder a clases con don Héctor era otra cosa. La fotografía de esa película, El chacal, era increíble", cuenta Briones, responsable de la imagen de Ilusiones ópticas, película chilena recientemente estrenada.
Con 38 años y una carrera que en apenas una década lo ha colocado en la cresta de la ola del cine local, Briones se considera un heredero de Ríos. "Cuando empecé a tomar clases con él, La frontera se había llevado el Oso de Plata en Berlín. Y él había hecho la foto de esa película. Mi encuentro con don Héctor fue increíble. Estaba en una productora, con Ignacio Agüero y Raúl Ruiz. Encontrarse con esa gente era muy fuerte para un muchacho de 19 años", recuerda.
El primer trabajo en la dirección de fotografía de Briones fue para Tendida mirando las estrellas, película de Juan Andrés Racz que, tras casi una década de gestación, se estrenará en enero de 2010. Luego vino una serie de colaboraciones con Raúl Ruiz (Cofralandes, Rapsodia chilena, Días de campo, La recta provincia), convirtiéndose en el fotógrafo predilecto en Chile del realizador. En los últimos 12 meses Briones colocó su inconfundible huella en el celuloide local en tres películas altamente cotizadas en el exterior: El cielo, la tierra y la lluvia de José Luis Tores Leiva, Ilusiones ópticas de Cristián Jiménez y Huacho de Alejandro Fernández. Todas ambientadas en la provincia, algunas veces más salvaje (lluvia y muchos árboles en El cielo...), otras mas ordenada (Valdivia en Ilusiones...).
"Huacho fue una experiencia muy notable. Filmamos en un sector de Ñuble que es la misma zona donde se hizo El chacal... Así es que el director Alejandro Fernández me pidió incluso que le diera un poco ese toque de cámara en mano característico de El chacal...", dice Briones. Todas estas películas destacan por una imagen poderosa y con carácter (Briones es un gran admirador del cubano Néstor Almendros, ganador de un Oscar por Días de cielo, de Terrence Malick) .
Pero además, Briones hace hincapié en su ligazón literaria: " Mi madre estuvo casada con Jorge Teillier, quien con César Vallejo, Huidobro y De Rokha me han influido. Siempre rescato el epitafio de la tumba de Huidobro que dice 'Aquí yace el poeta. Debajo de su tumba se ve el mar'. Son líneas muy visuales", comenta Briones, quien siempre dice pensar en términos poéticos. "Es una forma de acercarme al cine. Es la que tengo yo", recalca.