La historia dirá que 2016 emparentó a Barack Obama, The Rolling Stones e Inti - Illimani. Los tres pasaron por La Habana en una era definitiva para Cuba -la visita del presidente estadounidense, la reapertura al mundo, la muerte de Fidel Castro-, pero bajo propósitos muy dispares. En el caso de los chilenos, la travesía fue personal.

"Lo que decidimos fue festejar nuestros 50 años, que se cumplen este 2017, con un disco con mucha energía. Un álbum enteramente bailable, algo que nunca habíamos hecho, algo que haga a la gente saltar de su silla. Entonces, tomamos música de distintas épocas y vimos que gran parte de ella venía del Caribe. Y ahí pensamos en viajar a la capital del mundo donde esta clase de sonidos funcionan de manera espléndida", narra Horacio Salinas, director, compositor y guitarrista de la facción histórica del conjunto, en torno a la cuna de Fiesta, la producción de título oportuno que llegó esta semana a las disquerías locales.

Y la misma que en junio pasado se registró durante 15 días en Abdala, los cotizados estudios que pertenecieron a Silvio Rodríguez y que hoy son propiedad del Ministerio de Cultura de la isla. Ahí, el grupo, que entre otros completan Horacio Durán y José Seves, se encerró para transformar con nuevos arreglos composiciones ya conocidas de su equipaje -Mulata, La fiesta de San Benito, Medianoche, todas reforzadas con bronces y percusiones, ganándole espacio al charango- junto a clásicos cubanos como la cumbia La negra Tomasa.

Salinas, cuyo último paso por Cuba al frente del grupo fue en 1985 para el festival de Varadero, continúa: "Estuvimos mucho tiempo encerrados en el estudio, porque esta ciudad te permite eso: descansar de esa manía contemporánea de estar conectados a internet. Te conectas una vez al día y el resto puedes hablar con la gente. Grabamos con varios músicos de allá". Durán agrega: "Cuba nos toca el alma, porque es parte constitutiva de los cambios que siempre hemos soñado".

Los renovados vínculos con el Caribe también reactivaron lazos más privados. Para Fiesta, el conjunto invitó a Francisco "Pancho" Amat, tresista cubano y uno de los instrumentistas más reputados de su país, de profunda cercanía con Víctor Jara y con los propios Inti desde los 70, cuando Fidel Castro lo envió en una comisión a investigar la música del fin del mundo.

También hay amistades consumadas en los años recientes, como la intérprete peruana Eva Ayllón y el cantaor español Diego el Cigala, ambos protagonistas del juego de voces de Un son para Portinari.

En lo inmediato, la agrupación está en una gira que festeja su medio siglo, con fechas hasta febrero en distintos puntos del país. "Para nosotros, los 50 años que han pasado son el presente, porque aún nos nutrimos de nuestros inicios. La verdad, nada es pasado", remata Durán.