Más de un año tuvo que pasar para que Into the badlands volviera a la pantalla chica. La primera temporada, que se transformó en un silencioso hit para el canal AMC (58 VTR, 747 DirecTV) -promediando más de dos millones de espectadores por episodio en Estados Unidos-, tuvo un primer ciclo de tan sólo seis episodios en diciembre de 2015, y su retorno se vivirá recién este domingo a las 23 horas por el canal de cable, en estreno simultáneo con Estados Unidos.

La historia, que sigue un futuro post-apocalíptico en donde la sociedad se rige por un sistema feudal a cargo de tiranos que imparten el orden, esta vez llegará extendida, con diez episodios. "Creo que la segunda temporada ha expandido lo que se vio en la primera. Nuestro mundo era algo pequeño en el ciclo anterior, pero ahora es mucho más grande, porque todos los personajes han ido en caminos diferentes. Y siento que esta vez, las secuencias de pelea están más integradas en la historia. Están filmadas de una forma muy hermosa", dice la actriz irlandesa Orla Brady, quien da vida a Lydia en la serie, la ex esposa del fallecido barón Quinn, quien antes de morir la expulsó de su corte. "Ella ha perdido todo. Fue exiliada de su reino y ha sido rechazada por todos. No tiene a nadie más en quién apoyarse. Tiene que volver hacia su padre, quien es la única persona que la recibe. Y él le exige dejar atrás todo su poder y riqueza. Y lo tuvo que hacer para sobrevivir. Pero también se siente liberada de no tener que cargar con su vida antigua", explica Brady.

La actriz asegura que la serie llega con una relevancia renovada considerando los tiempos que se viven en el mundo. "Habla un poco de lo que pasa cuando le das a un tirano poder ilimitado, ¿no?", dice riéndose, agregando: "Creo que todos tenemos algo adentro que ansía poder. Hemos visto hasta gente buena cambiar al minuto de tener poder. Y hoy resulta horrible ver cómo algunos están embriagados con éste. Definitivamente puedes ver los paralelos de esta historia con el mundo real".