Miles de calamares gigantes han estado invadiendo las aguas cercanas de San Diego, agrediendo a buzos o llegando a la playa muertos.
Las criaturas marinas, algunas de dos metros de largo con hocicos dientosos y tentáculos afilados, empezaron a llegar la semana pasada y han tomado desprevenidos a muchos buzos.
Los calamares, que son carnívoros y pueden llegar a pesar 45 kilos, le han arrebatado máscaras, cámaras y sogas a los profesionales de las profundidades.
Muchos buzos, incluso algunos veteranos de las aventuras submarinas, ahora se niegan a zambullirse en el agua. Otros se encuentran con el dilema de ser cautelosos o perder la oportunidad única de nadar con tales monstruos del mar. Entre la población general los sucesos han causado temor y revuelo.
Los calamares tipo Humboldt tienen su hábitat en las aguas profundas de México, donde suelen atacar a humanos y se les llama "demonio rojo" por su color y carácter agresivo. Los buzos que se sumergen entre ellos lo hacen en jaulas o con trajes protectores para evitar los latigazos de los tentáculos.
"Yo no me meto en el agua con ellos por la misma razón por la que no me meto en medio de una jauría de leones", dijo Mike Bear, un buzo de la zona. "Aunque sé que probablemente me estoy perdiendo una experiencia singular".