El tiempo que tarda un conductor en frenar puede ser reducido gracias a un sistema de electrodos que envía señales al cerebro, según un grupo de científicos alemanes que afirma que su invento podría evitar numerosos accidentes.
Los voluntarios que se sometieron al experimento, ideado por el Instituto de Tecnología de Berlín, se sentaron en un simulador de conducción y se ajustaron en la cabeza un gorro con electrodos.
Cuando el sistema detectaba la intención de frenar, reaccionaba y conseguía recortar en más de tres metros la distancia de parado, según informan los investigadores en la revista Journal of Neural Engineering.
Los científicos quieren probar su invento en carretera, para examinar su aplicación en un futuro a la conducción real.
En el simulador, los 18 voluntarios recibieron órdenes de mantenerse a una distancia de 20 metros del auto que tenían por delante, que frenaba brusca y arbitrariamente.
El sistema que usaban los científicos, basado en la técnica de la electroencefalografía (EEG), identificaba la intención de frenar 13 centésimas de segundo antes de que el conductor pisara el pedal.
A una velocidad de 100 kilómetros por hora, la distancia de frenado se reducía en 3,66 metros.
El informático Stefan Haufe le dijo a la BBC que sabían que la intención de frenar es claramente visible en el cerebro, pero fue una sorpresa para su equipo que ésta fuera tan predecible.
La técnica de la EEG ha sido usada anteriormente para ayudar a las personas con parálisis a controlar computadoras, prótesis o sillas de ruedas.
INCOVENIENTES
El director de la investigación, Benjamin Blankertz, advirtió que aún pasará un tiempo hasta que este avance pueda ser aplicado en situaciones de conducción real, en particular porque el conductor tiene que llevar sobre su cabeza un gorro de plástico con 64 electrodos cubiertos con gel conductivo.
Los gorros son incómodos, se tarda media hora en prepararlos y el conductor tiene lavarse el gel de su cabeza después de haberlos usado. Por el momento, se están elaborando versiones más ligeras.
Otro inconveniente citado por la revista es que los conductores tienen que mantenerse muy quietos, algo que no es siempre posible cuando se está al volante, en particular a la hora de ejecutar una parada de emergencia.
Además, Blankertz reconoció que su equipo tiene que trabajar para evitar falsas alarmas, para evitar la posibilidad de que la máquina pueda leer de forma equivocada el cerebro y frenar cuando no es necesario.
Blankertz y su equipo esperan trabajar con la industria del automóvil para combinar su técnica de EEG con los sistemas de radar y láser que ya son usados por algunos autos y que se activan cuando detectan obstáculos como paredes, señales de tráfico y otros vehículos.