Una serie de análisis sobre el meteorito que explotó en los cielos de Chelyabinsk, Rusia, a mediados de febrero pasado, entrega detalles más precisos sobre este fenómeno gracias al estudio de las imágenes de cámaras de video y una serie de otras tecnologías que permitieron registrar el fenómeno.
De acuerdo al estudio, publicado en la revista Science, este objeto pertenece al tipo más común, una "condrita ordinaria", una roca de 4.452 millones de años de antigüedad y su explosión fue equivalente a unas 600 mil toneladas de TNT.
Además, y basándose en los ángulos de visión de los videos de la bola de fuego, el equipo calculó que el meteorito entró en la atmósfera de la Tierra a un poco más de 19 kilómetros por segundo, un poco más rápido de lo que se había informado previamente.
"Nuestros modelos de entrada de meteoroide (el objeto original) mostró que el impacto fue causado por un único trozo de unos 20 metros de roca que se fragmentó de manera eficiente a los 30 km de altitud", señala Olga Popova, que dirigió a un equipo de 57 investigadores que se desempeñan en diversas instituciones, como la Academia de Ciencias de Rusia, personal de la Nasa y del Instituto SETI.
Otro de los resultados de esta investigación señala que el brillo del meteoro llegó a su máximo a una altitud de 29,7 km, que fue cuando el objeto explotó. Para los observadores cercanos, la explosión les pareció más brillante que el Sol y provocó algunas quemaduras graves.
El equipo estima que alrededor de tres cuartas partes de los meteoritos se evaporaron en ese punto. La mayoría del resto, se convirtió en polvo y sólo una pequeña fracción (de 4.000 a 6.000 kilogramos, o 0,05 del asteroide) cayó al suelo como meteoritos.
Hace algunas semanas fue extraído de un lago en Rusia el mayor de estos fragmentos, de unos 650 kilogramos.