John Hudak es investigador asociado y experto en temas gubernamentales y electorales de la Brookings Institution, uno de los think tank más prestigiosos de Estados Unidos. Acaba de lanzar un libro titulado Presidential Pork -sobre el manejo de los gastos federales- y aquí se refiere a ciertos aspectos poco tratados de las recientes elecciones legislativas en ese país, donde los demócratas sufrieron una dura derrota a manos de la oposición republicana.
Hay analistas que afirman que Barack Obama tiene mejores opciones de negociar con los congresistas republicanos que con los de su propio partido. ¿Cree usted que algo así sucederá en los próximos dos años?
No. Lidiar con los republicanos va a ser un gran reto para el presidente. Y si quiere ser eficaz, deberá manifestar un dramático cambio de actitud en la forma en que, hasta ahora, ha lidiado con el Congreso. Si él continúa operando con la misma estrategia y reiterando los usos del pasado, ese modo de confrontación, no va a conseguir una relación que le resulte provechosa, no va a lograr que se hagan las cosas que le interesan. Si trata de buscar temas en que puedan existir concordancias con los republicanos, es seguro que podrán avanzar juntos. Pero en ningún caso Obama va a llegar a fraguar mejores relaciones con ellos que con los congresistas demócratas.
¿Piensa usted que de algún modo Obama fue traicionado por su propio partido? Le pregunto por la evidente distancia de la figura presidencial que adoptaron varios candidatos demócratas en las elecciones del martes (candidatos que, además, perdieron).
Esto sucede con frecuencia en la política estadounidense: los postulantes al Congreso usualmente se alejan de su presidente en las elecciones de medio mandato. Los demócratas ya lo habían hecho con Obama en 2010, y los republicanos lo hicieron con Bush en 2006. No es una traición, para nada, es más bien una práctica normal en la política estadounidense. Es parte del proceso y el presidente así lo entiende. Pero para muchos candidatos demócratas, según se comprobó el martes, demostró ser la estrategia equivocada.
¿Vislumbra la posibilidad de que Hillary Clinton se distancie de Obama, un mandatario impopular, con el propósito de fortalecer su propia campaña presidencial?
Ella debe caminar por una cuerda muy delgada. Fue parte del gobierno de Obama y jugó un rol importante en algunas de las políticas que se implementaron en el último tiempo, por lo que, en ese sentido, parecería poco honesto de su parte que se ubicara demasiado lejos del presidente. Al mismo tiempo, la señora Clinton tiene que demostrar que posee personalidad propia y que no encarna la continuación. Es improbable que ella diga "yo no estoy de acuerdo con el presidente", pero también ha de proponer sus propias ideas.
¿Cuál fue el mayor logro que obtuvo el Partido Republicano en la elección del martes, además de las vistosas victorias en el Congreso?
El éxito más grande, del que casi nadie habla, es que consiguieron mantener en sus puestos a varios gobernadores del partido que eran extremadamente vulnerables hasta el martes, que fácilmente podrían haber perdido. Esa es una historia a la que no se la prestado la suficiente atención.
¿Qué clase de calamidad representaría para el Partido Republicano perder el control del Senado en 2016, cuando las circunscripciones electorales favorecerán a sus oponentes?
Es posible que si pierden el Senado también perderán el acceso a la Casa Blanca. Y eso significaría un tremendo desafío para ellos, en términos de legitimidad y visión de mundo. Si pierden el Senado o la Casa Blanca en 2016, o ambos, van a tener que establecer una discusión muy seria acerca del futuro del partido y de los cambios necesarios para que éste sea viable.
¿Ve alguna chance de que algo así ocurra antes de 2016?
Cero. Los republicanos perciben el reciente triunfo como una validación de sus acciones y, en consecuencia, se ven a sí mismos como aquello que los estadounidenses quieren. Sea eso cierto o no, los resultados del martes van a posponer el mencionado debate interno por al menos dos años más.
¿Cuál diría usted que va a ser el máximo legado que va a dejar tras de sí el gobierno de Obama?
Si la reforma al sistema de Salud, también llamada Obamacare, prueba ser un mecanismo eficaz, esta presidencia será recordada como una gloriosa. Pero si en el camino la desmantelan (los republicanos pretenden eso), o demuestra ser ineficiente, la opinión futura que se tenga de este gobierno será pobrísima.