El Cementerio General es uno de los camposantos más antiguos de Santiago. Reconocido como el museo de escultura más grande de Chile, alberga a cerca de 172 de los personajes más conocidos de la historia de nuestro país, entre los cuales destacan Violeta Parra, Salvador Allende y Andrés Bello. Sin embargo, desde el 2010 y luego del terremoto del 27/F, muchas de las estructuras que se encontraban en el recinto, algunas de ellas de valor incalculable, comenzaron a desaparecer del lugar.

El actual Monumento Nacional registra un número de hurtos que asciende a 24 obras, que son parte del casco histórico del lugar y que datan del siglo XIX, la mayoría de origen francés.

En 2011, tras una serie de denuncias, el arquitecto Tomás Domínguez alertó al cementerio y a la Municipalidad de Recoleta, quienes constataron y señalaron las pérdidas de una serie de objetos de materiales como mármol, cobre y bronce, entre otros. Producto de esta seguidilla de robos, la administración del recinto implementó cámaras de seguridad en los accesos.

Tomás Domínguez, quien ha dedicado parte de su trabajo a la conservación y cuidado de este camposanto, comenta que "la o las personas que roban estas imágenes deben ser coleccionistas o gente especializada, pues estas esculturas tienen un valor que fluctúa entre los $ 5 y 20 millones".

Tanto el cementerio como el Consejo de Monumentos Nacionales trabajan junto a la Brigada de Investigaciones de Delitos del Medio Ambiente y Patrimonio Cultural (Bidema) de la PDI, para evitar más hurtos.

"Los robos que se denunciaron son desde el 2010 al 2013 y todos los antecedentes están en la fiscalía para que investiguen", señala el director del Cementerio General, Marcos Sánchez.

PATRIMONIO

No sólo esculturas son hurtadas en el recinto, sino que también puertas, e incluso chapas, aparecen en las denuncias realizadas a la PDI.

Y como medidas para evitar estos hechos, la administración ha aumentado su dotación de guardias a 36. Pese que reconocen que falta más seguridad, aseguran que para junio llegarán a tener un total de 44 vigilantes. Además, enviaron al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) un documento donde se amplía el casco histórico, con el fin de realizar un cierre perimetral. "Estamos a la espera de la resolución del consejo para que nos dé el vamos a esta iniciativa", explica Marcos Sánchez. Esta clausura prohibirá el acceso de vehículos privados, para evitar así el robo de las obras a bordo de automóviles. Además, se sumarán 12 cámaras en el casco histórico y lugares sensibles, como patios emblemáticos, que en la actualidad no cuenta con ningún resguardo en imágenes.

Marcos Sánchez cuenta que lo ideal sería detectar a estas personas y que sean sancionadas. "Son inescrupulosos, ya que roban objetos patrimoniales, protegidos, y le hacen un daño a las familias propietarias de los objetos. Pero no podría describir qué tipo de gente es la que viene para acá a hacer ese daño", dice. Agrega que el cementerio tiene bajo custodia seis objetos que fueron recuperados en robos anteriores, los que serán devueltos cuando las medidas de seguridad estén habilitadas.

Por su parte, Susana Simonetti, directora ejecutiva del Consejo de Monumentos Nacionales, comenta que "estamos trabajando en un protocolo que permita abordar situaciones de robo, vandalismo y riesgo, como terremotos, con el fin de proteger estos lugares".

Aunque este año no se han registrado hurtos en el cementerio, las mismas autoridades del recinto declaran que existe una carencia en términos de seguridad, ya que son alrededor de 145 patios y no dan abasto con la cantidad actual de guardias para resguardar la totalidad de estos sitios.