Iquique se niega a bajar los brazos. Los de la Primera Región vencieron a Gremio y dieron una nueva demostración de fortaleza, grupal e individual.
Los nortinos no tuvieron complejos. Le cedieron la iniciativa al rival. Mal que mal, la obligación que da la historia corría por cuenta de los visitantes. Los de Renato Gaúcho, con el buen juego de Jailson, Luan y Pedro Rocha, más la colaboración de Lucas Barrios, comenzaron generando superioridad, abriendo los espacios, tocando la pelota y dominando el encuentro. Los de Jaime Vera, en tanto, ordenados con dos líneas de cuatro, apostaban a la fortaleza del bloque posterior y a los pelotazos largos para intentar equilibrar el trámite. No había que complicarse. La cosa, no obstante, parecía cuesta arriba en el inicio.
El gol de Lucas Barrios (20'), que apareció en el segundo palo tras un tiro de esquina, ayudado por una infantil marca de Enzo Guerrero, agregaba aún más dificultades al compromiso. El tanto, no obstante, terminó favoreciendo a los nortinos. La apertura de la cuenta conformó a Gremio y pareció tocarles el amor propio a los locales que, a partir de ese momento, cambiaron su planteamiento.
Con el empuje fundamental de Mathías Riquero, los dueños de casa obligaron el retroceso del equipo brasileño, que luce incómodo sin la tenencia del balón. Esa incomodidad aumentó los nervios, sobre todo de la zaga, que se apuraba en despejar y alejar la pelota de su área ante cada carga iquiqueña.
Así llegó la paridad, tras un penal que regaló Ramiro, que levantó la pierna más de lo permitido en plena área. Bielkiewicz emparejó de penal y le devolvió el aire a los suyos. Fue en el momento justo. Apenas cuatro minutos después de la apertura de la cuenta. Ideal para no perder el control de las acciones.
El conjunto chileno creció tras la paridad. Aumentó la confianza y el fútbol fluyó con naturalidad. No fue, sin embargo, un partido vistoso o de sometimiento abrumador, pero Iquique estableció hegemonía y enderezó la cancha.
Y con la pelota, los de la Región de Tarapacá ya han demostrado que saben lo que tienen que hacer. El buen juego de la zona media, con Caroca y Farías como puntos altos, redujo los riesgos al mínimo y le dio soltura al bloque ofensivo, que tuvo movilidad e ideas claras.
El desnivel llegó otra vez en buen momento. Diego Torres clavó un zurdazo hermoso desde un tiro libre cuando recién se iniciaba el complemento, lo que terminó de desdibujar a la visita. El empuje chileno duraría algunos minutos más. Se generó ocasiones, pero no logró aumentar la ventaja. Luego, en los minutos finales, los nacionales fueron puro coraje.
El ingreso de Gonzalo Bustamante le aportó claridad a las pocas jugadas ofensivas que tuvo en el último tramo del encuentro, pero la fortaleza real estuvo en el medio. La impecable labor de contención, con marcas zonales, gran despliegue y pierna fuerte, terminó anulando de manera definitiva a los brasileños, que no volvieron a encontrar los caminos para acercarse sobre el arco de Cortés quien, pese a todo, respondió de manera notable el par de veces que fue requerido.
Iquique, que en el inicio de la Copa prácticamente la botó para centrarse en el Clausura, sigue con vida. Contra todo pronóstico, incluso de los que ellos mismos realizaban, llegarán con vida al último encuentro de la fase de grupos. Ya aseguraron su presencia en la Copa Sudamericana (como eventuales terceros del grupo) y la clasificación a los octavos de final ya no es una quimera. Por el contrario, se vuelve cada día más real. Iquique no baja los brazos. Sigue peleando y con ganas de hacer historia.