Poco más de 32 minutos. Eso alcanzaron a durar los cinco mil litros de agua de un camión aljibe municipal que en la mañana de ayer se instaló en la esquina de Manuel Bulnes con Amunátegui, centro de Iquique. La fila de personas se extendió por tres cuadras y no dio abasto. "Esto es muy desesperante, cuesta mucho conseguirla", comentó Carlos Castillo, uno de los pocos que lograron llenar su bidón. La gente, de hecho, comenzó a bajar una improvisada aplicación llamada "zello", para los smartphones, que permite ubicar camiones aljibe. Misma situación se vivía en Alto Hospicio, donde el servicio de agua potable también estaba con problemas (ver página 8).

A dos días de ocurrido el terremoto de 8,2° Richter y horas después de la réplica de 7,6°, la ciudad intentaba volver a la normalidad. Sin embargo, también se comenzaron a notar otras fisuras.

"Igual sirve para el desagüe del baño", dijo Antonio Paredes, uno de los iquiqueños que partió con baldes y tinajas a recoger agua de mar a las playas de Cavancha y Brava.

Pasadas las 18 horas de ayer, la autoridad determinó el fin del racionamiento de combustible. Aunque las colas persistieron, la gente ya pudo llenar los estanques de sus autos. La medida que se mantuvo fue sobre la venta de agua: cada persona podía adquirir hasta cuatro recipientes de cinco litros. Militares afuera de los supermercados custodiaban el ingreso y señalaban el límite establecido de bidones.

Aún así, el intendente de Tarapacá, Mitchel Cartes, fue claro: "No hay desabastecimiento de ningún tipo en la región. Las rutas para llegar a Iquique están habilitadas. Hay conectividad. Por lo tanto, no corremos riesgo de desabastecimiento", sostuvo.

"Hemos estado derivando toda la ayuda necesaria, enviando agua embotellada para que sea racionada por los equipos municipales y técnicos que estén en terreno", señaló ayer Miguel Ortiz, jefe del Centro de Alerta Temprana de la Onemi.

CIUDAD DORMIDA
Iquique se veía ayer partida en dos. Y todo ocurría con lentitud. "Cerca del mar, en las calles aledañas a la costanera, transita poca gente y casi ningún vehículo. Todos se mueven desde la línea de inundación hacia arriba, donde incluso hay tacos", dijo el dirigente vecinal José Montes.

La mayor parte de los restaurantes y pubs permanecieron cerrados, por razones sanitarias. Cerca de un 67% de la ciudad tiene suministro de agua potable. La basura comenzó a ser recogida por camiones municipales, pero aún quedan muchas bolsas acumuladas en las esquinas. "Hay de todo, pero el trámite es lento y muchas personas se desesperan, porque nos dejan entrar en grupos de 50 y 100 personas", relató Isidora Muñoz, residente de la zona central de Iquique y quien ayer esperó durante horas para entrar a un supermercado.

Con acceso controlado, ayer comenzaron a operar los siete establecimientos Unimarc de la ciudad. "Gracias a un trabajo en conjunto con la autoridad, ya contamos con la totalidad de nuestras tiendas abiertas al público", explicó el gerente de la División Unimarc, José Ahumada. Walmart Chile, en tanto, operador de los supermercados Lider, Ekono, aCuenta y Central Mayorista, reinició el servicio de dos supermercados en Iquique y Alto Hospicio. Mientras que los establecimientos Jumbo y Santa Isabel, de Arica e Iquique, operados por Cencosud, informaron que se encuentran operativos.

SOBREPRECIOS
Otro tema fue el alza arbitraria del precio de bienes y servicios. María Gallardo (71) aseguró que "un taxi colectivo desde el centro de la ciudad hasta el Hospital Regional, por el que siempre pagó $ 600, ahora me cobró $ 4.000".

Las denuncias más bien apuntaban al comercio informal y en algunos almacenes de barrios. El vocero de Gobierno, Alvaro Elizalde, anunció sanciones a los especuladores de precios y al acaparamiento. "Estas conductas están sancionadas por ley. Se instruyó a Carabineros para fiscalizar, decomisar y detener a los especuladores", dijo. En esa línea, el jefe de la Defensa Nacional para la Región de Tarapacá, general de aviación Arturo Merino Núñez, confirmó que ya hay una persona detenida, por ofrecer un bidón de agua a $ 5.000.

Manuel Guerra, fiscal regional de Tarapacá, dijo que "necesitamos los testimonios de las personas. Muchas de ellas tienen boletas con los precios a los cuales se les vendieron los productos". En Alto Hospicio no era posible encontrar velas ni pilas, y se llegó a cobrar hasta $ 3.000 por el kilo de pan. Manuel Challapa, comerciante de Feria Huantajaya, dijo que "los clientes se volvieron locos, quisieron comprar todo y abastecerse. Ellos mismos, incluso, ofrecieron más dinero para poder comprar".