"Esta no es la primera frontera que romperemos, romperemos otras fronteras". Con esas palabras un yihadista del entonces llamado Estado Islámico de Irak y del Levante (ISIS) advertía en un video difundido el 30 de junio de 2014 el fin del acuerdo de Sykes-Picot (pacto entre Reino Unido y Francia que dividió los territorios del Imperio Otomano al final de la Primera Guerra Mundial) y explicaba de esa manera el nacimiento del califato.
Al cumplirse tres años de ese evento, el primer ministro de Irak, Haider al Abadi, anunció hoy el fin del autoproclamado califato del Estado Islámico (EI) en la ciudad de Mosul, luego de que las tropas del gobierno capturaron las ruinas de la Gran Mezquita de Al Nuri -construida hace 850 años y desde donde el EI proclamó su califato en Irak- tras ocho meses de combates en 2014.
Según la agencia Reuters, las autoridades iraquíes esperan que la prolongada batalla por Mosul termine en los próximos días, ya que algunos combatientes del grupo yihadista aún se encuentran en un puñado de vecindarios de la Ciudad Vieja.
"El retorno a la mezquita de Al Nuri y del minarete al-Hadba a la nación representa el final del estado de falsedad del Estado Islámico", dijo Abadi en un comunicado.
Pese a esto, el grupo todavía controla territorios al sur y al oeste de Mosul. Su capital en Siria, Raqqa, también está bajo el asedio de una coalición liderada por agrupaciones kurdas y que recibe el apoyo de Estados Unidos. La coalición que busca recapturar Raqqa rodeó hoy por completo la ciudad, después de encerrar a los yihadistas por el sector sur, anunció el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos.
Según la cadena BBC, sólo unos pocos cientos de militantes se cree que aún dominan en un área de un kilómetro cuadrado en lo que se conoce como la Ciudad Vieja de Mosul, junto con unos 500 mil civiles, que las organizaciones humanitarias estiman tienen poca comida o agua y se encuentran en riesgo de quedar heridos o morir.
El Estado Islámico perdió en tres años el 60% de los territorios que ocupaba, según un estudio del gabinete de análisis IHS Markit. El territorio del autoproclamado "califato" pasó de 90.000 km2 en enero de 2015 a 36.200 km2 en junio de 2017, explica esta empresa con sede en Londres.
Columb Strack, un experto sobre Medio Oriente en IHS Markit, señala que "la escalada y la caída del EI se caracterizan por una expansión rápida seguida de un declive continuo. Tres años después de su proclamación, el proyecto de gobernanza del 'califato' ha fracasado".
"El resto del 'califato' se desintegraría antes de fin de año y su proyecto quedará reducido a una serie de zonas urbanas aisladas, que serían recuperadas en 2018", agregó el experto consultado por France Presse (AFP).
Por otro lado, el Estado Islámico no sólo ha perdido territorio, sino que sus finanzas han sufrido un gran descalabro. Así, los ingresos mensuales se estima que pasaron de US$ 81 millones en el segundo trimestre de 2015 a US$ 16 millones en el segundo de 2017, lo que representa una caída del 80%.
"Esto se explica por un declive continuo de todas sus fuentes de financiamiento, ya sea la producción de petróleo, los impuestos y las confiscaciones, así como las otras actividades ilícitas", destaca otro experto de IHS, Ludovico Carlino. Más concretamente, los ingresos generados por el petróleo cayeron en 88% y los impuestos y confiscaciones en 79% entre 2015 y 2017. También el EI sumó otro revés ya que días atrás autoridades rusas e iraníes dieran por muerto a su líder, Abu Bakr Al Baghdadi.
¿Derrota?
Pese a esto, el analista del centro de estudios norteamericano Middle East Institute, Charles Lister señala que el EI no se encuentra derrotado, sino que ha comenzado a lanzar contraataques en un intento de socavar la confianza en las áreas bajo el control del gobierno. Así, se han reportado múltiples brigadas suicidas que han atacado objetivos civiles y de seguridad tanto en el área este como oeste de Mosul. Según el experto, con esto el grupo demuestra que si bien pueden estar perdiendo su "Estado", aún siguen siendo una amenaza a la seguridad.
El analista advierte que Irak se enfrenta ahora a un desafío mayor que es "demostrar una habilidad de reconstruir y estabilizar el país".