El prominente dirigente kurdo Fuad Masum se convirtió hoy en el nuevo presidente de Irak, en un importante paso para salir de la crisis política y formar un gobierno, que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió que sea de "unidad nacional".
Masum, diputado y alto cargo de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), fue elegido en segunda vuelta por 211 diputados de los 269 presentes en la sesión parlamentaria.
Al jurar el cargo, aseguró ser consciente de "los grandes retos que tiene por delante Irak en cuestión de seguridad y política", debidos a la ofensiva insurgente sunita.
Nacido en 1938 en la región autónoma del Kurdistán, Masum es un político liberal y diputado desde que ganó su primer escaño en las legislativas de 2005 por la provincia de Bagdad en la lista de la Alianza Nacional del Kurdistán.
Al igual que el presidente iraquí saliente, Yalal Talabani, Masum procede de la ciudad de Kuya y ambos pertenecen a familias conocidas de las que han salido importantes figuras religiosas.
El nuevo presidente fue propuesto hoy como candidato de la Alianza kurda, frente a su contrincante Burhum Saleh. La falta de acuerdo ayer entre los kurdos provocó que el Parlamento pospusiera hasta esta jornada la elección.
Dos de los candidatos a la Presidencia -Hanan al Fatlawi y Faeq al Sheij- se retiraron tras la primera votación, mientras que el legislador Husein al Musawi solo obtuvo 17 votos en la segunda vuelta.
Fueron necesarias dos vueltas porque en la primera Masum recibió 175 votos, un número inferior a los dos tercios requeridos de los 328 diputados que componen el Parlamento.
El presidente de la Cámara, Selim al Yaburi, elegido hace dos semanas, solicitó al partido más votado en las legislativas de abril pasado, la coalición Estado de Derecho, que proponga un primer ministro y comience la formación de gobierno.
Ese paso se antoja complicado debido a que esa alianza ganó pero sin mayoría las citadas elecciones parlamentarias y a que su líder, el primer ministro saliente, Nouri al Maliki, pretende permanecer en el puesto pese a las numerosas voces que piden su salida del poder.
Según el consenso político en Irak, el jefe de Estado debe pertenecer al bloque kurdo; el primer ministro, a la comunidad chiita; y el presidente del Parlamento, a la sunita.
Ante las divisiones políticas, Ban Ki-moon instó en Bagdad a la formación de un "gobierno de unidad nacional" que "represente a todos los iraquíes independientemente de su religión o etnia".
En una rueda de prensa junto a Al Maliki, Ban -que también se entrevistó con Masum- subrayó que es necesario que los líderes iraquíes trabajen "mano a mano" porque la solución al conflicto es "política y no militar".
El máximo responsable de la ONU, que llegó hoy a Bagdad en una visita oficial no anunciada en medio de su gira por Oriente Medio, pidió también a Bagdad y Erbil superar sus diferencias, causadas por las intenciones independentistas de los kurdos.
Viajó a Erbil, la capital del Kurdistán, donde condenó las muertes -incluidas las de personal de la ONU- por el ataque israelí contra una escuela administrada por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en la franja de Gaza.
También se reunió en la ciudad santa de Nayaf, al sur de Bagdad, con el ayatolá Ali al Sistani, máxima autoridad chiita del país, con el que coincidió en pedir contención y evitar los discursos "sectarios y étnicos".
En cuanto a la ofensiva insurgente, Ban expresó el "total apoyo" de la ONU al Gobierno y al pueblo iraquí y condenó "enérgicamente las acciones del Estado Islámico (EI) contra las minorías", que han tenido que huir de sus hogares.
El EI, una escisión de Al Qaeda, declaró a finales de junio un "califato islámico" en los territorios que ha pasado a controlar en Siria e Irak.